Esta historia contada a dos bandas permitió a Jamila Gavin conseguir el Whitbread Book of the Year en el año 2000. “Un niño de Coram” es una suerte de ficción histórica de trama potente y sustentada a través de la lucha contra las injusticias y lo establecido por parte de sus protagonistas. De un lado están Alexander y Thomas, que juntos acuden a un coro catedralicio; y de otro Aaron y Toby, abandonados en Londres, en el hospicio de Coram. Ambas parejas de amigos, no relacionadas entre sí, hacen valer la fuerte unión existente entre ellos y demuestran que la amistad puede mover montañas. Aunque, como se ha comentado, no existe vínculo, sí comparten enemigo: Otis Gardiner, quien se dedica a sustraer a niños del condado. Desde luego, esta novela habla de una época convulsa, la Inglaterra del siglo XVIII, y ofrece reflexiones al lector que le ayudarán a madurar. Un elemento que Gavin también maneja a la perfección es el homenaje a la música y su efecto positivo en la vida de las personas.
¿Quién no ha tenido un día de esos que deseas acostarte y pasarlo lo más rápido posible? Éste es el punto de partida de “Alejandro y el terrible, horrible, pésimo, espantoso día”. Para un adulto esta sensación es algo a lo que se enfrenta a menudo y está más que acostumbrado. Pero para un niño, donde todos los días son un desafío constante y no hay momento de infelicidad, enfrentarse a esa sensación puede ser una tarea complicada. Alejandro atraviesa en el mismo día situaciones tan desastrosas y variopintas como que se le moje el jersey, su madre no le ponga postre en el almuerzo o le caiga un chicle en la cabeza. Y eso desde el mismo momento en que se despierta. Alejandro no deja de lamentarse, pero su suerte no cambia. Poco a poco, cuando se enfrente a esta situación varias veces en su vida, su frustración se tornará resignación, y deseará irse a la cama para empezar un nuevo día y esperar que su suerte cambie. Que Judith Viorst sea una autora infantil best-seller no es fruto de la casualidad, y este magnífico cuento es una buena prueba de ello.
Los libros para niños que tratan miedos de la infancia suelen ser bastante apreciados por los padres, ya que los ayudan a educar a su hijo y facilita la tarea de mostrar que esos temores son infundados. Ayudan a tranquilizarlos. Esto es lo que pretende el australiano Terry Denton con su fabuloso “Félix y Alejandro”. El tema principal es el miedo a la oscuridad. Alejandro es un niño que suele pasear cada tarde por el vecindario. Félix es su perro de juguete. Un día, cuando comienza a atardecer, Félix se preocupa porque Alejandro no ha vuelto a casa. Ahí es cuando comienza el valor de este cuento, pues Félix se lanza a la aventura en busca de su compañero. El paseo de Félix es cada vez más angustioso porque la luz del sol se desvanece, y las sombras se hacen largas. El autor sabe captar el temor a la oscuridad dotando de formas a las sombras de las casas, jugando con la luz en cada ilustración. Aunque el cuento cada vez se torna más oscuro, el final es totalmente reconfortante, y es lo que permite que el niño aprenda la moraleja de ser valiente y no asustarse en la oscuridad.