Sonya Hartnett es el paradigma de escritora de literatura juvenil de Australia premiada y reconocida, además de admirada y exitosa comercialmente. La clave, como la de muchos escritores best-seller, es la narración de realidades con las que nos podemos identificar introduciendo algún elemento particularmente atractivo. Pero se torna esencial el que el lector se vea reflejado en los personajes del cuento. Así sucede con “Hijo del jueves”, título que esta novela debe a Tin, niño que nace ese día de la semana y que dará muchos quebraderos de cabeza a su familia en general y particularmente a su hermana Harper Flute. La época a la que Hartnett nos transporta es la Gran Depresión de los años 30, y como ésta se vivió en el medio rural australiano en el seno de familias pobres agrícolas. Tin sobrevive a una avalancha de barro pero tras ello se obsesiona con lo subterráneo, y empezará a construir túneles bajo su casa y a habitarlos. Su fascinación se intensifica y Tin crea un laberinto que será su hogar, y del cual nunca jamás saldrá salvo para saludar muy esporádicamente a su hermana. La forma en que esto se entrelaza con las penurias y otros sucesos realistas permitieron a Hartnett obtener el Guardian Children’s Fiction Prize y más adelante el Astrid Lindgren Memorial Award.
Esta obra es una recopilación de 121 poemas que equilibran magistralmente ingenio y rima. Josef Guggenmos se ganó la aclamación de la crítica en Alemania por sus versos atractivos y cantarines, pero también por la originalidad de los mismos y los giros que se suceden al final de cada poema. Los personajes que muestra son divertidos, pero sin alejarse del planteamiento de ciertas preguntas muy interesantes para el lector. Guggenmos supo llegar a la perfección al público infantil e introducirse en la mentalidad de un niño y la forma en la que éstos descubren y aprenden nuevas cosas. Temas importantes que se puede plantear cualquier niño están recogidos en “¿Qué piensa el ratón los jueves?”.