“El árbol generoso” es la primera obra infantil de Shel Silverstein y desde el primer momento tuvo cierta polémica. Silverstein había escrito previamente novelas para adultos, poemas y había pintado. Lo que algunos critican de este entrañable cuento es que un niño puede pensarse que tiene derecho a pedir todo. No obstante, se trata de una magnífica historia de amor entre una figura paternal y un chico pequeño. El niño acude a menudo al árbol, quien es su mejor amigo, y disfruta subiéndose a sus ramas y deslizándose. El árbol le da todas sus manzanas al niño. No obstante, cuando éste crece, cada vez pide más y más cosas. Y algunas de ellas el árbol no se las puede facilitar directamente pero se sacrifica al máximo con tal de hacer feliz al niño que quiere. Aunque podemos vislumbrar que consentir a un niño no es correcto, también se pueden extraer valores en los que un padre hace todo lo posible por sus hijos. Eso por no hablar de las muestras de generosidad y amabilidad del árbol sin solicitar nada a cambio.