Desde su publicación en 1989, “Edu, el pequeño lobo” (“Loulou” en su publicación original) se ha convertido en un clásico inmediato de la literatura infantil francesa y una de las principales referencias de lectura temprana en las escuelas, sobre todo del país galo. Y no es para menos, puesto que este fantástico cuento es legible por niños de cinco años a pesar de introducir reflexiones profundas en torno a la amistad, la muerte, la convivencia, el respeto por los demás y las diferencias irreconciliables. A modo de fábula moderna, esta historia de animales está protagonizada por un lobezno, Edu, y un gazapo, Tom. Ambos se conocen de forma fortuita cuando Edu había salido a cazar con su tío pero éste fallece fortuitamente. Como el inexperto Edu nunca había cazado antes y Tom jamás se había encontrado con un lobo, ambos se hacen muy amigos. No obstante, la naturaleza de cada uno hace acto de aparición, y el conejito Tom sueña que Edu se lo come. Esta manifestación del instinto hace que ambos deban separarse obligatoriamente, a sabiendas de que su amistad puede que sea imposible. Como vemos, la narración tiene detalles magníficos y muy serios de la mano de Grégoire Solotareff. Valores que un niño debe aprender desde bien pronto.