La sueca Maria Gripe es célebre por sus cuentos oscuros y con elementos sobrenaturales. “Agnes Cecilia” recibe este título por la muñeca que es regalada a la protagonista, Nora. A esta joven la han enviado con una familia de acogida tras perder a sus padres. Por si esto no fuese de por sí dramático, una serie de extraños sucesos acontecen a Nora, los cuales relacionará con fantasmas. Nora intuye que dichos fantasmas están relacionados con la desaparición de sus padres. Tras resolver el misterio, la embriaga una paz interior y un sentimiento de liberación. Maria Gripe se caracteriza por describir espléndidamente la psicología de sus personajes, y las quimeras y pensamientos de Nora así lo demuestran. Asimismo, hay un clima constante de tensión porque cualquier posibilidad sobrenatural está abierta. “Agnes Cecilia” funciona como cuento de fantasmas, pero sobre todo como descripción de la difícil etapa que supone la adolescencia en algunos sentidos.
Los cuentos de Leo y Popi discurren a través de situaciones cotidianas que para el protagonista suponen pequeñas aventuras. Leo es un niño que tiene un mono de peluche llamado Popi. Como todo peluche, Popi carece de movimiento alguno, pero ante el lector se muestra como un mono real a causa de que cobra vida gracias a la imaginación de Leo. Esta serie de cuentos ha acompañado a niños de todo el mundo durante décadas, especialmente en Francia e Inglaterra. Helen Oxenbury es la encargada de ilustrar con sus característicos tonos pastel y la ausencia de fondo, lo que hace que los detalles sean más vívidos. El principal mensaje es cómo la imaginación de un niño puede llevarle a creer cosas que no son reales como ciertas, y lo feliz que puede ser gracias a ello. Todo ello derrochando inocencia y calidez, y un lector infantil verá a Popi como un amigo suyo más. Todo un clásico de los cuentos infantiles de niños y peluches.