Las novelas adolescentes ambientadas en la Segunda Guerra Mundial suelen mostrar de forma tangente la realidad del mayor conflicto armado que se ha producido sobre nuestro planeta. “¡Vuela, abejorro!” no es una excepción. Christel Göth es una joven que vive en Viena en pleno control por la Unión Soviética. El pasado de su familia está vinculado a los nazis por culpa de su padre, y todos viven en un refugio rural para gente acomodada. La vida es diferente en esa casa de campo, una especia de oasis de tranquilidad entre tanta hostilidad presente en el mundo. Christel y su hermana disfrutan realizando travesuras, pero no se saben tranquilas del todo porque su padre debe ocultarse y porque miembros del ejército soviético los visitan creando un clima de tensión y falsa confianza. La historia de Christel está inspirada ni más ni menos que en la infancia de la propia autora, Christine Nöstlinger. Ésta sabe equilibrar a la perfección el suspense, con el miedo y la alegría. Un relato agridulce que entretendrá a más de uno a la vez que permitirá recordar los horrores de la guerra.

Una forma ideal de acercarse al estilo de vida de este antiguo pueblo nórdico es leer la trilogía escrita por Henry Treece. Cual relato de aventuras épicas, “Amanecer vikingo” es la primera entrega sobre estos bárbaros y maestros de la navegación. La trama gira en torno a personajes que realmente existieron, como Harald Sigursson. Éste es principalmente el protagonista de la novela. Harald emprende un viaje con su padre huyendo de los ataques que reciben en su hogar. Cuando el padre de Harald es herido, Thorkell llena su vacío y se une al protagonista. El relato cobra tintes épicos cuando el hermano de Thorkell, Ragnar, se enfrenta al primero por llevarse el botín. Entonces se suceden batallas, naufragios, muertes y otros acontecimientos dignos de las mejores historias de vikingos. El autor, Henry Treece, escribió novelas históricas para jóvenes, y de entre ellas cabe destacar las de estos guerreros escandinavos, protagonistas siempre de excitantes lances.