¿Quién no ha tenido un día de esos que deseas acostarte y pasarlo lo más rápido posible? Éste es el punto de partida de “Alejandro y el terrible, horrible, pésimo, espantoso día”. Para un adulto esta sensación es algo a lo que se enfrenta a menudo y está más que acostumbrado. Pero para un niño, donde todos los días son un desafío constante y no hay momento de infelicidad, enfrentarse a esa sensación puede ser una tarea complicada. Alejandro atraviesa en el mismo día situaciones tan desastrosas y variopintas como que se le moje el jersey, su madre no le ponga postre en el almuerzo o le caiga un chicle en la cabeza. Y eso desde el mismo momento en que se despierta. Alejandro no deja de lamentarse, pero su suerte no cambia. Poco a poco, cuando se enfrente a esta situación varias veces en su vida, su frustración se tornará resignación, y deseará irse a la cama para empezar un nuevo día y esperar que su suerte cambie. Que Judith Viorst sea una autora infantil best-seller no es fruto de la casualidad, y este magnífico cuento es una buena prueba de ello.
La historia que Cecil Day-Lewis nos cuenta en “Incidente en Otterbury” transcurre en el Londres de después de la Segunda Guerra Mundial. El relato está claramente influenciado por la película francesa “Nosotros los chicos”, y supone el único cuento para jóvenes del autor. Los protagonistas son adolescentes que saben crear una especie de microcosmos entre ellos, como si fuera una sociedad hecha a su medida. Aunque quizá la ciudad no sea descrita de forma tan rigurosa, las relaciones personales entre chicos que pretenden ser adultos son expresadas de forma muy veraz. Algunos personajes son Nick, Ted, Toppy, Johnny Sharp y The Wart. Las historias van desde las batallas de pandillas en la calle a partidos de fútbol que acaban con ventanas rotas. Se nota que los chicos viven en un ambiente de posguerra y, utilizando el Londres bombardeado como escenario, recrean estrategias militares. Aunque pueda transmitir un poco el carácter belicoso de los jóvenes, en el fondo todos tienen corazón y un sentido del honor bastante fuerte.