La eclosión de novelas que trataban las tensiones raciales se produjo sobre todo en Estados Unidos, donde éstas quedaron más de manifiesto y se tradujeron en oleadas de violencia. Por ello, “El problema de Donovan Croft” resulta una excepción, ya que está ambientada en Inglaterra. Donovan Croft es un niño jamaicano cuyo padre no puede atenderlo y cuya madre debe volver a Jamaica. En esta situación de indefensión, Donovan es adoptado por una familia local. El hijo de la familia es Keith Chapman, quien bastante tiene intentando tener más éxito en el instituto. Su egoísmo le hará apartar la vista de Donovan, quien está tan deprimido que tardará meses en empezar a hablar con su nueva familia. El punto de inflexión se produce cuando Donovan salva la vida de Keith, quien está a punto de ser atropellado. Entonces la suerte de Donovan mejora, al tiempo que Keith empieza a coger cariño a su hermano adoptivo y siente la responsabilidad de hacerlo feliz. Los valores de sensibilidad y de tolerancia racial expresan su máximo nivel en esta magnífica obra de Bernard Ashley.