Cuando uno es adolescente se cree a sí mismo el Rey del Mundo. Este sentimiento es el que comunica la célebre escritora australiana Robin Klein en “¡Te odio, Alison!”. La protagonista, Erica Yurken, quiere acabar con todo lo que no le gusta y guiarse a través de la vida según sus convicciones. Empezando por cambiarse el nombre, que considera estúpido, y llegando a ser la chica perfecta. El camino de Erica, como el de cualquier adolescente, se llena de imprevistos y trabas que la confundirán en su búsqueda de la felicidad. Alison Ashley aparece en escena para rivalizar con Erica, sintiéndose nuestra joven heroína inferior a su lado. La inseguridad, la indignación y la desesperación, sensaciones tan a flor de piel en un adolescente, son excelentemente descritas por Klein. Tarde o temprano Erica acaba resignándose y dándose cuenta de que las cosas no son como ella piensa. Madurar a tiempo es el mejor remedio posible para alcanzar una felicidad más real que la que Erica ansiaba. Un excelente libro para educar en el comportamiento a muchos adolescentes.
La Medalla Carnegie de 1983 recayó sobre Jan Mark por segunda vez con su genial “Motes” (“Handles” en su versión original). El libro tiene todos los elementos característicos de los libros de Mark, con un estilo escueto que invita al lector a estrujarse el cerebro para entender las conversaciones, como si estuviesen colocadas ahí por azar. El humor no falta en absoluto, y ayuda a canalizar el entorno medianamente dramático que ofrece la autora. La protagonista es Erica Timperley, quien, en contra de su voluntad, es llevada a veranear en el campo junto a sus tíos. Erica, de carácter urbano, contrasta con la forma de ser de sus parientes, y no se siente en ningún momento a gusto. La inhibición de su espíritu rebelde le lleva incluso a pensar en cometer fechorías. Por suerte, sus ansias son canalizadas cuando un extraño gato la lleva a un taller donde unos curiosos personajes forman el club de moteros Mercury Motor Cycles. Erica, que ama el motociclismo, se integra perfectamente en el grupo, pero también se enfrenta a la negativa de sus tíos. Más adelante Erica valorará que esas han sido unas de las mejores vacaciones que nunca ha tenido. Y eso es lo que Jan Mark quiere que el lector valore, pues los mejores momentos de nuestra vida aparecen de improviso y nos damos cuenta de ello demasiado tarde.