El Premio Whitbread Children’s Book de 1993 fue a parar a “Bebés de harina”, un cuento de la querida autora inglesa Anne Fine. Esta escritora se ha caracterizado siempre por su sensibilidad narrativa sin perder un ápice de humor o de atractivo. En este relato, protagonizado por Simon Martin, se nos plantea un ingenioso modo de responsabilizar a los adolescentes y concienciarlos frente a su futura vida adulta. En la escuela se les manda que cuiden de un saco de harina como si fuera su propio hijo. El descuido puede costar la asignatura a los jóvenes. Aunque este método es recibido con desagrado, además de la responsabilidad general, los personajes aprenderán lo costoso que puede ser sufrir una paternidad en la adolescencia, y cómo te puede condicionar la vida por completo. Simon refleja sus sentimientos en un diario, y a través de éste veremos cómo madura hacia una mentalidad más adulta, hecho demostrado cuando el protagonista acaba comprendiendo los enfados de su madre. Los “bebés de harina” acaban siendo un simulacro de la vida adulta para los escolares y una maravillosa metáfora que que ahondará en cualquier lector.
“La señora Doubtfire” probablemente forma parte del imaginario popular por su adaptación cinematográfica, protagonizada por el eterno Robin Williams. Para quien no lo supiera, la historia está inspirada en una genial novela de Anne Fine. El argumento es el mismo: una familia destruida por un divorcio nada amistoso. Daniel, el padre, y Miranda, la madre, no consiguen ponerse de acuerdo, sobre todo por los despistes de él y la intransigencia de ella. Nominada al Guardian Children Fiction’s Prize, esta novela sabe emplear el humor para hablar de problemas de familia, dando un paso más allá. Daniel se disfrazará de señora y llegará a ser la criada de su propia casa. Sus tres hijos enseguida descubren el pastel, pero se callan para poder pasar más tiempo junto a su progenitor. La tensión se mantiene por el miedo del lector a que Daniel sea descubierto por Miranda, aunque el relato está cargado de momentos cómicos. La autora nos hace llegar honestamente una historia familiar sin dejar de lado los dramas más cotidianos y solicitando a los padres divorciados que se lleven lo mejor posible por el bien de sus hijos, los principales perjudicados por sus desacuerdos.