Esta historia contada a dos bandas permitió a Jamila Gavin conseguir el Whitbread Book of the Year en el año 2000. “Un niño de Coram” es una suerte de ficción histórica de trama potente y sustentada a través de la lucha contra las injusticias y lo establecido por parte de sus protagonistas. De un lado están Alexander y Thomas, que juntos acuden a un coro catedralicio; y de otro Aaron y Toby, abandonados en Londres, en el hospicio de Coram. Ambas parejas de amigos, no relacionadas entre sí, hacen valer la fuerte unión existente entre ellos y demuestran que la amistad puede mover montañas. Aunque, como se ha comentado, no existe vínculo, sí comparten enemigo: Otis Gardiner, quien se dedica a sustraer a niños del condado. Desde luego, esta novela habla de una época convulsa, la Inglaterra del siglo XVIII, y ofrece reflexiones al lector que le ayudarán a madurar. Un elemento que Gavin también maneja a la perfección es el homenaje a la música y su efecto positivo en la vida de las personas.
La tradición oral puede reinterpretarse y adaptarse para crear obras infantiles contemporáneas y con elementos que doten de valor añadido a la historia original. Algo semejante es lo que sucede con “Señor Zorro”. El neozelandés Gavin Bishop escogió una fábula del folclore de Massachusetts, la adaptó y le añadió ilustraciones atractivas y cautivadoras. En este libro infantil se cuenta el daño que puede hacer un comportamiento mezquino en el resto de la sociedad. El Zorro protagonista es avaricioso y codicioso, y el rechazo por parte de los demás retroalimenta su odio y su mal comportamiento. El Señor Zorro roba sin escrúpulos, apresa animales y atemoriza a cualquiera que le haga la contraria. “Señor Zorro” podía definirse como un tipo de fábula moderna aderezada con ilustraciones que recrean lugares de Nueva Zelanda y cuyo mensaje no puede ser más directo. Como valor adicional, cabe destacar que “Señor Zorro” recibió el Premio al Libro Infantil del Año en Nueva Zelanda, en 1983.