La literatura adolescente sueca tiene en Peter Pohl un referente, y en “Mi amigo Johnny” un ejemplo perfecto. Esta novela está contada de una forma curiosa, puesto que se narra en forma de recuerdo a partir de un interrogatorio que la policía hace a Chris, el protagonista. Johnny es un chico pelirrojo que fascina a todos los niños de la escuela por su destreza con la bicicleta. Al mismo tiempo, Johnny está envuelto por un aura de misterio porque nadie conoce su verdadero origen ni su pasado. Esto es lo que la policía cuestiona a Chris, y cómo se construye la historia en torno a ello es una delicia. El relato carga de interrogantes al lector, manteniéndolo pegado página tras página. Al fin y al cabo, el suspense se sostiene porque es una situación con la que todos nos podemos ver identificados, una batallita más de la adolescencia que acogemos con nostalgia.
La escritora Esther Forbes fue famosa por sus novelas para adultos y por ganar el Premio Pulitzer en 1942. De hecho, “Johnny Tremain” es la única historia infantil que Forbes creó. Y en ella queda de manifiesto la habilidad de la autora para acercarse a la historia de Estados Unidos. Johnny es un chico listo, valiente y a veces demasiado ambicioso que quiere llegar a ser un orfebre. Este sueño se ve truncado cuando en un accidente se quema la mano. Entonces se despierta la vena más política de Johnny, y conoce a un chico tristón llamado Rab. Ambos chavales presenciarán algunos momentos cruciales en el devenir de Norteamérica, en la cual aparecen personajes históricos reales. Al fin y al cabo el relato es sólo una excusa para narrar un trasfondo mayor y para mostrar valores de libertad, y como dos naciones enemistadas antaño pueden convertirse finalmente en aliadas.
Si te gustan las historias protagonizadas por un amo y su inseparable mascota, “El oso más grande” es un buen paradigma. Johnny Orchard siente que su padre no es lo suficientemente valeroso porque no consigue cazar nunca un oso, mientras que el resto de vecinos sí y exhiben en sus salones las pieles del botín. Harto de ello, Johnny decide cazarlo él mismo, y lo que consigue es un cachorro al que llevará vivo a casa y el cual será su mascota. Johnny no quiere desprenderse de él y esto cada vez le causa más problemas, sobre todo porque el oso se convierte en el más grande que sus vecinos hayan visto. Cuando parece que la salida es sacrificar al animal, Johnny consigue enviarlo al zoólogico y en adelante lo visita a menudo. Se trata de uno de los cuentos más célebres de la autora Lynd Ward, y con él ganó la Medalla Caldecott. La trama alcanza cierto tono agridulce pero en ningún momento alcanza un dramatismo extremo.