La alemana Edith Klatt supo describir a la perfección un estilo de vida tradicional y nómada, el del pueblo sami. Estos pastores, que viven en las regiones más nórdicas de Escandinavia, se han visto desplazados de territorios que antaño dominaban por culpa de asentamientos urbanos. La historia se centra en Neitah, una chica que es secuestrada por los samis, los cuales tienen intención a su vez de venderla. Por suerte, Neitah hace muy buenas migas con Per, un pastor que la cuida y le permite ayudarle en sus labores. Pero Neitah nunca consigue estar a gusto, pues al fin y al cabo la han separado de su verdadera familia. Poco a poco Neitah se va acoplando a sus nuevos compañeros y aprenderá muchas cosas de ellos. “Neitah: una chica en el lejano norte” tiene tintes agridulces, pues a pesar de la simpatía de los sami y la belleza de los paisajes descritos, vivir así es sinónimo de crudeza. Esto es lo que pretendía la autora, además de criticar cómo la sociedad actual olvida a este tipo de pueblos.