Las novelas de aventuras marítimas suelen remontarse a la época dorada de la navegación, y a menudo incorporan batallas, figuras históricas, héroes involuntarios y un componente épico notable. Esto no sucede en “Los tripulantes del Sentinel”. En este libro el escenario es un barco británico antiesclavista que patrulla las costas de África Occidental. Los protagonistas son dos niños que inicialmente no se conocen pero cuyas tramas se acaban entrelazando. Por un lado, John Spencer tiene quince años y es huérfano, y es enviado por su tío a trabajar en el barco, el Sentinel. Por otro lado, Lyapo es un joven africano que ha sido apresado para convertirse en esclavo. Peter Carter efectúa descripciones crudas de la vida a bordo, con el miedo a las enfermedades, el hedor de las bodegas y el nerviosismo cuando se convive con tanta gente en tan poco espacio. Los dos protagonistas acaban conociéndose y conviviendo como náufragos en una isla desierta. Este realismo le hizo al autor merecedor del Guardian Children’s Fiction Prize en 1981.