Dentro de la literatura infantojuvenil de finales del siglo XIX y principios del siglo XX hubo un boom de historias con protagonista femenino. Dentro de éstas se encuentra “Ana, la de Tejas Verdes”, de Lucy Maud Montgomery. Ana Shirley llega a una granja gestionada por un hermano y hermana que ya son mayores, y los cuales buscan a un huérfano para que trabaje en ella. Ana no es lo que esperaban, aun así el hermano enseguida le coge cariño y consigue que permanezca convenciendo a su hermana. Pronto les quedará demostrado lo bueno de su elección, ya que Ana se gana la confianza de ambos e incluso se hace un nombre en toda la aldea. El final deja un cierto sabor amargo por la muerte del hermano, y porque Ana renuncia a su vida académica por quedarse en la granja. Se trata de un personaje que muestra el coraje y la vitalidad de las chicas en una época nada fácil para el género femenino. Respecto a otras historias similares, cabe destacar los toques oscuros de la misma que enganchan más si cabe a ella.
“Emily triunfa” es uno de los volúmenes que Lucy Maud Motngomery escribió en torno al personaje de Emily Byrd Starr. Concretamente, se trata de la segunda entrega de la serie. La protagonista se muestra como una luchadora ante las vicisitudes que le obstaculizan. Emily tiene sueños, desea convertirse en escritora. No obstante, sus alas son cortadas por completo cuando es enviada a una escuela donde le prohíben escribir en su tiempo de ocio. Emily no se desanima. En vez de escribir algo fantasioso, ocurrente, se dedica a describir el mundo que le rodea. La belleza de sus palabras le ayuda a seguir adelante, y así nosotros conocemos a Emily a través de sus pensamientos. Se trata ni más ni menos que de una joven que se siente entusiasmada ante su futuro y que vuelca gran parte de sus energías en lo que quiere llegar a ser. Todo un retrato del optimismo juvenil femenino de principios del siglo XX, sin dejar de lado ningún ápice de realismo.