Un autor siempre aporta credibilidad a su obra cuando lo que narra ha sido fruto, aunque sea parcialmente, de sus propias experiencias. Los sentimientos transmitidos adquieren profundidad y las cotas de realismo alcanzadas son superiores. Para escribir “Calles frías”, Robert Swindells se obligó a vivir y dormir en los ambientes urbanos de Londres. El resultado es una novela que, pese a publicarse en los 90, sigue generando controversia por los polémicos temas que trata. Vidas rotas, abusos, asesinatos, drogadicción… Todo ello tiene cabida en “Calles frías”, a través del protagonista Link, Ginger, Gail y un ex militar. Medalla Carnegie en 1993, esta novela es imposible que deje indiferente a nadie, y es una buena iniciación a los horrores mundanos para el público adolescente. También, vista de otro modo, es una historia de denuncia social y de crítica al desamparo que sufren aquellas personas que son tratadas como si no valiesen nada.
Robert Swindells destaca por su firme postura antibélica y en contra del empleo de armas nucleares. Utilizar éstas implica dejar de matar selectivamente para arruinar millones de vidas inocentes. Esto no implica que Swindells no critique la guerra como tal, pues así lo hace. “Hermano en la tierra” está protagonizado por Danny Lodge, superviviente de un bombardeo que ha derruido toda Yorkshire. Su madre cayó en el ataque y su padre es objetivo del nuevo gobierno por disponer de alimentos en su sótano. Además de la guerra aérea, en las calles surgen posiciones encontradas para poder sobrevivir. Los otrora vecinos y compañeros ahora se atacan mutuamente y de forma instintiva por llevar su vida adelante. Como vemos, Swindells denuncia el comportamiento humano en los peores momentos, miserable, mezquino y egoísta. Aun así, deja un resquicio para la esperanza con la amistad de Danny y Kim, y con los cuidados que recibe el hermano de Danny por parte del propio protagonista. “Hermano en la tierra” es una recomendable novela en tiempos de indignación para no olvidarse que los seres humanos debemos comportarnos racionalmente.