Esta historia contada a dos bandas permitió a Jamila Gavin conseguir el Whitbread Book of the Year en el año 2000. “Un niño de Coram” es una suerte de ficción histórica de trama potente y sustentada a través de la lucha contra las injusticias y lo establecido por parte de sus protagonistas. De un lado están Alexander y Thomas, que juntos acuden a un coro catedralicio; y de otro Aaron y Toby, abandonados en Londres, en el hospicio de Coram. Ambas parejas de amigos, no relacionadas entre sí, hacen valer la fuerte unión existente entre ellos y demuestran que la amistad puede mover montañas. Aunque, como se ha comentado, no existe vínculo, sí comparten enemigo: Otis Gardiner, quien se dedica a sustraer a niños del condado. Desde luego, esta novela habla de una época convulsa, la Inglaterra del siglo XVIII, y ofrece reflexiones al lector que le ayudarán a madurar. Un elemento que Gavin también maneja a la perfección es el homenaje a la música y su efecto positivo en la vida de las personas.
La poesía es uno de los géneros de la literatura que debería presentarse adecuadamente a todo niño desde la más tierna infancia. Que posteriormente quiera seguir disfrutándolo o se sumerja en el maravilloso mundo del verso, es su decisión, pero que al menos se le facilite el conocerlo. Una de las mejores obras para introducirse en las rimas es “Navidad de un niño en Gales”, del célebre poeta galés Dylan Thomas. La obra literaria fue predecida en su publicación por una narración en radio de tremendo éxito un año antes, en 1953. Considerada todavía una de las mejores narraciones en verso para niños de siempre, Thomas nos evoca sentimientos de la infancia como si los estuviésemos viviendo. A su lado está el fabuloso ilustrador Edward Ardizzone, quien facilita sobremanera la tarea de conmover con sus trazos. Thomas rememora, especialmente, la Navidad y todo lo que ella conlleva, como época familiar y cuyos recuerdos quedan grabados a fuego en la memoria de cualquier persona a lo largo de su vida. Cualquier detalle de este cuento, ya sea la nieve como los juguetes o los villancicos, causarán una agridulce sensación en el lector, fruto de esa melancolía por la infancia que siempre arrastramos.
El relato que Judith Kerr nos ofrece en “Mog, la gata despistada” nos permite identificarnos en aquellos momentos en los que no nos sentimos útiles para nada. La protagonista es Mog, una gata que, pese a sus esfuerzos, sólo da quebraderos de cabeza a sus amos. La familia Thomas cuida y quiere a Mog, pero poco a poco la paciencia de éstos aminora y la única que sigue confiando en la gatita es Debbie, la hija. Mog entorpece la vida cotidiana de los Thomas sin ser consciente de ello, ya que se mete en medio sin querer o se olvida de cómo se tiene que comportarse o dónde están las cosas. Por suerte, todos tenemos nuestra oportunidad, y Mog la aprovecha, como no, también sin darse cuenta. Un día que sale al jardín para intentar escaparse se queda atrapada. Cuando quiere volver a casa, aprovecha la aparición de un hombre a medianoche en la cocina. Mog maúlla sin parar para reclamar su atención y lo que consigue es que el hombre, que era un ladrón, sea atrapado y descubierto. Los Thomas adoran desde ese momento a Mog y prometen que la tratarán bien y como una heroína.
Los cuentos de la bruja Brunilda (Winnie the Witch en su versión original) son un referente del humor infantil dese su primera aparición en el año 1987. Además, al ser la protagonista una bruja, un personaje presentado en la literatura a menudo como malvado, se consigue desmitificar uno de los miedos de los niños. Brunilda es un completo desastre, tanto en sus asuntos más cotidianos como en sus quehaceres como bruja. Acompañada de su inseparable gato negro Bruno, juntos viven alocadas situaciones que divertirán mucho a los niños. Desde el punto de vista adulto, los cuentos de Brunilda enseñan a reconocer los defectos propios y a reírse de uno mismo para saber respetar a los demás. Por ello es un libro a menudo incluido en centros educativos para los más pequeños. Por tanto, se trata de una perfecta obra que aúna diversión a la par que aprendizaje.
Las historias de Guillermo reportaron éxito a Richmal Crompton durante sus 38 entregas diferentes. Aunque actualmente esté un poco descontextualizada, la trama sigue siendo una fuente de diversión para los niños más intrépidos y rebeldes. Guillermo (William Brown en su versión original) es un chico muy revoltoso que lleva de cabeza a toda su familia. Sus diabluras causan estragos en su barrio, y aunque él no lo sienta así, mete en serios apuros a muchos de sus vecinos. Guillermo es capaz de sacar de quicio a cualquier persona, y aun así se las arregla para no ser castigado manipulando sentimentalmente a los adultos. Se trata de una realidad un tanto desfigurada pero que resultará muy atractiva para los niños más traviesos. Guillermo no es malo, pero sus cualidades y su imaginación no las utiliza provechosamente. Esta es una buena lección para los pequeños, saber sacar ventaja de sus virtudes.