“El chico del río” aborda con habilidad la temática de la comunicación intergeneracional, especialmente entre abuelos y nietos. Jess y su abuelo tienen muy buena relación, pero el anciano sufre una enfermedad y su hora está cerca. Para satisfacer sus últimos deseos, la familia de Jess viaja junto con el abuelo al lugar donde éste creció y se crió, un precioso y misterioso valle. El abuelo quiere pintar un cuadro llamado “El chico del río” empleando el bello paisaje. Jess se entretiene nadando a lo largo del río que fluye por el valle, y ella acaba conociendo a un extraño chico que nada muy bien. Curiosamente, este personaje desaparece al fallecer su abuelo… El uso de la fantasía sobrenatural junto a temas de enfermedad y muerte es llevado a la perfección por Tim Bowler, quien recibió por esta espléndida novela la Medalla Carnegie en 1997.
Jack Prelutsky es uno de los máximos exponentes de la poesía infantil a nivel mundial. Este estadounidense se ha caracterizado siempre por saber dirigirse a los niños sin perder calidad en sus versos, tarea en absoluto sencilla. “El chico nuevo del edificio” es una muestra de ello. En esta obra se recogen más de cien poesías en las que situaciones cotidianas están bañadas con la aparición de criaturas extrañas y personajes de extravagancia considerable. Prelutsky siempre ha hecho guiños al humor absurdo, y en “El chico nuevo del edificio” no iba a ser menos. Las estrofas se complementan con los dibujos de James Stevenson, eterno colaborador del The New Yorker. Cualquier pequeño lector se deleitará con las imaginativas combinaciones que Prelutsky ofrece, y el estímulo de su propia creatividad incrementará dicho divertimento. Una obra imprescindible de las rimas para niños de la mano del primer Poeta Infantil Laureado en Estados Unidos.
La literatura adolescente húngara tuvo en Éva Janikovszky a uno de sus mejores exponentes, en Lászlo Réber a su eterno colaborador y creador de ilustraciones inolvidables, y “¿A quién se parece este chico?” una de sus obras más representativas. Protagonizada por un adolescente en pleno desarrollo físico y psicológico, cualquier lector se sentirá identificado con la metamorfosis sufrida por este chico. Ni siquiera sus padres lo reconocen, pues además de la altura que ha adquirido, se ha hecho taciturno y misterioso. La obra recibió en su país el Premio Móra Könyvkiadó, y representa uno de los mayores éxitos de la autora, con permiso de otras magníficas novelas como “Si yo fuera mayor” o “Felicidad”. Janikovszky trata siempre temas reflexivos y que nos acercan a la visión que los niños y jóvenes tienen de los adultos y del resto del mundo. Los dibujos de Réber captan a la perfección el estilo narrativo y las sensaciones de la adolescencia pese a su sencillez. Un estupendo libro que dará que pensar a más de uno.