Un autor siempre aporta credibilidad a su obra cuando lo que narra ha sido fruto, aunque sea parcialmente, de sus propias experiencias. Los sentimientos transmitidos adquieren profundidad y las cotas de realismo alcanzadas son superiores. Para escribir “Calles frías”, Robert Swindells se obligó a vivir y dormir en los ambientes urbanos de Londres. El resultado es una novela que, pese a publicarse en los 90, sigue generando controversia por los polémicos temas que trata. Vidas rotas, abusos, asesinatos, drogadicción… Todo ello tiene cabida en “Calles frías”, a través del protagonista Link, Ginger, Gail y un ex militar. Medalla Carnegie en 1993, esta novela es imposible que deje indiferente a nadie, y es una buena iniciación a los horrores mundanos para el público adolescente. También, vista de otro modo, es una historia de denuncia social y de crítica al desamparo que sufren aquellas personas que son tratadas como si no valiesen nada.