La denominada caza de brujas fue una deplorable acción religiosa llevada a cabo a través de distintos siglos y en muchas partes del globo, especialmente países europeos y Norteamérica. “La joven bruja” se centra en los eventos acontecidos en el siglo XVII en torno a esta temática, situándolos en Inglaterra y en la América colonial. Mary cree tener el don de la clarividencia y poderes de brujería, y visto el fatídico destino que su abuela sufrió por ella, la única opción es ocultarlo. La aventura que se desarrolla con este leitmotiv lleva a Mary desde su Inglaterra natal hasta las colonias de Ameríca, concretamente a las célebres poblaciones de Salem y Beulah. La tensión se sostiene por la inminente amenaza a Mary y a otros tripulantes. En su nuevo hogar, Mary acabará yéndose a vivir al bosque junto a otras personas de su condición, huyendo de las persecuciones. Celia Rees empleó “La joven bruja” también como vehículo de crítica a la intolerancia y a los crímenes religiosos.
En esta ocasión nos encontramos ante una colección bastante extensa de cuentos, y por tanto muy variada. “Cuando el mundo era joven todavía” consta de, nada más y nada menos, 43 relatos. Las temáticas van desde la fantasía a la intriga, pasando por el género de la fábula y por la religión. Además, no se trate de simples historias que una vez leídas pasan al olvido, sino que el autor, el suizo Jürg Schubiger, supo dotar de una chispa oportuna para generar reflexión en el joven lector. Este estilo, unido al eclecticismo en la forma de escribir, convirtieron a este libro en un clásico imprescindible de la literatura suiza. Enfrentarse a los relatos, por otro lado, no es tarea fácil, ya que suelen contener giros inesperados que desesperarán a más de uno. La lógica, desde luego, no es suficiente para descifrarlos. “Cuando el mundo era joven todavía” es una fuente casi inagotable de deleite literario.
Las novelas deportivas tienen entre el público joven uno de los sectores más fieles. Así lo demostró, una vez más, el australiano james Moloney con su saga centrada en el atleta Gracey. El primer libro, “El joven Dougy”, recibe el nombre del hermano adolescente de Gracey. Por un lado, Dougy siente verdadera admiración por su hermano mayor y por los éxitos que cosecha. Por otro lado, esto supone una losa para su motivación y se considera a sí mismo un fracasado. Los dos hermanos son aborígenes, hecho que le abrirá puertas a Dougy además de su elevada estatura. Los éxitos de Gracey incrementan el reconocimiento del pueblo aborigen en Australia, pero por otro lado reavivan las tensiones raciales. De hecho, su devenir es sólo una excusa para mostrar un trasfondo de violencia e injusticia. Dougy encontrará su sitio en el mundo pero antes deberá sufrir. Como podemos ver, valores de igualdad, solidaridad y esfuerzo son transmitidos a través de esta excepcional historia que emplea el atletismo como excusa.
Libros como “Un tejón en la barcaza” son muy de agradecer por su arriesgada pero acertada apuesta. Janni Howker nos ofrece cinco relatos donde prima la relación entre jóvenes y ancianos. La autora emplea en todo momento un estilo cómico y plagado de humor, pero sin afectar a los valores que desea transmitir. Temas como la soledad, la muerte o la amistad son tratados de forma original e igualmente meritoria. Un relato cuenta la amsitad entre una joven que ha perdido a su hermano y una anciana astuta; otro habla de dos niñas que se unen a un ermitaño y le aportan algo de luz a su vida; y un tercero cuenta una confesión sorprendente que una señora mayor hace a una chica de doce años. Howker nos indica que los jóvenes tenemos mucho que aprender de nuestros mayores, y que nosotros a su vez también tenemos valores que aportar a ellos. Todos podemos ser amigos siempre que nos comprendamos y respetemos, ¿no?