Los “Cuentos del año mil” de Tonino Guerra resucitan el espíritu de la literatura medieval italiana. A caballo entre la picaresca y los relatos heroicos y caballerescos, estos cuentos tienen cierto regusto a los de Bertoldo del siglo XVI. El protagonista general de las historias es Millemosche, un mercenario que, junto a dos compañeros, recorre los extensos campos en busca de algo para comer. El instinto de supervivencia llevará a los tres malhechores a cometer fechorías, pero también a entremezclarse en situaciones muy divertidas, típicas de la tradición italiana. Detrás de cada relato hay moralejas que el lector debe aprender, y sobre todo se pone de manifiesto que el ingenio hace que las personas sobrevivan. Tonino Guerra era más famoso por sus poesías, pero su polivalencia le permitió tener éxito con esta compilación, aderezada con las ilustraciones tipo cómic de Adriano Zannino.
Nombres como Capitán Nemo o Nautilus siguen estando muy arraigados en la cultura popular hoy en día. La fama de Jules Verne y sus historias sigue vigente. La descripción casi enciclopédica del fondo marino y lo que en él hay hacen de este libro un gozo incluso científico, además de novelesco. Los protagonistas, además de Nemo, son Pierre Aronax, Ned Land y Conseil, los cuales se embarcan en el submarino Nautilus en búsqueda de un misterioso monstruo. Viajan por muchos lugares diferentes, a la vez que son prisioneros del Capitán. Tienen tentativas de escape, aunque su fascinación por lo que ven es creciente. Hay que resaltar que este libro fue escrito antes de la construcción del primer submarino. No obstante y pese a su validez científica, lo importante son los personajes y sus personalidades, muy bien definidas.