Las novelas de aventuras marítimas suelen remontarse a la época dorada de la navegación, y a menudo incorporan batallas, figuras históricas, héroes involuntarios y un componente épico notable. Esto no sucede en “Los tripulantes del Sentinel”. En este libro el escenario es un barco británico antiesclavista que patrulla las costas de África Occidental. Los protagonistas son dos niños que inicialmente no se conocen pero cuyas tramas se acaban entrelazando. Por un lado, John Spencer tiene quince años y es huérfano, y es enviado por su tío a trabajar en el barco, el Sentinel. Por otro lado, Lyapo es un joven africano que ha sido apresado para convertirse en esclavo. Peter Carter efectúa descripciones crudas de la vida a bordo, con el miedo a las enfermedades, el hedor de las bodegas y el nerviosismo cuando se convive con tanta gente en tan poco espacio. Los dos protagonistas acaban conociéndose y conviviendo como náufragos en una isla desierta. Este realismo le hizo al autor merecedor del Guardian Children’s Fiction Prize en 1981.
El señor Bowditch al que hace referencia el título de la novela es, ni más ni menos, que Nathaniel Bowditch, célebre matemático y navegante. Este emprendedor de los siglos XVIII y XIX es conocido como uno de los padres de la navegación actual. Bowditch es precisamente el protagonista de la novela, pues el autor Jean Lee Latham acostumbrada a integrar personajes históricos en sus relatos. “Siga, señor Bowditch” cuenta ni más ni menos que la vida de esta figura esencial de la navegación a modo de cuento juvenil. Y es que la vida de Bowditch fue intensa y llena de obstáculos. Desde pequeño quiso estudiar matemáticas pero no pudo porque su familia nunca atravesó buenos momentos económicos. Para conseguirlo fue autodidacta y trabajó durante años como contable. Cuando aprendió matemáticas, Bowditch empezó a revisar y corregir cartas de navegación, y acabó exponiendo sus pensamientos en su obra “The New American Practical Navigator”. Esta novela es un perfecto ejemplo de ficción histórica y biográfica, y además se adentra en las vivencias de una figura digna de admirar.
La historia de aventuras en el mar narrada por Charles Hawes en “La fragata oscura” nada tiene que ver con otras novelas del género, en las cuales se ensalza la vida del marineo. El protagonista de este relato es Philip Marsham, un huérfano inglés que por error dispara un arma y se ve obligado a embarcarse en el barco “Rosa de Devon”. Si Philip pisa tierra firme, sería condenado a morir ahorcado. Por ello, no le queda otra escapatoria que convivir con los bandidos y piratas y su forma de ser. La narración de Hawes es excesivamente realista, y quizá crea una atmósfera cargada de desasosiego y desesperanza en torno a su protagonista. No obstante, el mensaje positivo es que un hombre debe estar orgulloso si posee una fuerte moral. Así se siente Philip, un buen hombre entre un puñado de malas personas. Quizá ésa sea la forma de redimirse. El libro está cargado de referencias a los viajes marítimos del siglo XVII, entre las cuales se puede remarcar especialmente la jerga de alta mar.