Los argumentos del famoso autor danés, otra celebridad de los cuentos infantiles (al nivel de Dickens, Hermanos Grimm o Perrault), no son quizá su punto fuerte. Pero sí su melancólica forma de narrar. Tuvo un papel destacado en la edad dorada de la literatura infantil, el siglo XIX. Le encantaba viajar, y aprovechaba los conocimientos adquiridos para introducirlos en su obra. Asimismo, se interesó por otras artes como el teatro y el canto, aunque sin tanto éxito. Todo el mundo conoce obras como “El patito feo”, “El traje nuevo del emperador”, “El soldadito de plomo” o “La sirenita”.