Un maestro de la literatura infantil británica en los últimos años es Dick King-Smith, distinguido también por su longeva trayectoria. El género más cultivado por King-Smith, que el propio autor bautizó como “fantasía de granja”, también queda plasmado en “El ahuyentador de cuervos” (“The Crowestarver”), y esta vez además fue premiado con el Nestlé Children’s Book Prize. Spider Sparrow es un adolescente que vive en plena campiña inglesa en el seno de una familia que lo adoptó al encontrarlo abandonado. Las tradiciones se hacen fuertes en esta historia en la que Spider se va de la escuela y se pone a trabajar como ahuyentador de cuervos, al tiempo que se forma toda una pandilla con otros animales. Elementos esenciales de la obra del escritor como el culto al trabajo agrícola y las granjas están presentes en todo momento. Por otro lado, el drama irrumpe en la narración con la prematura muerte de Spider por una enfermedad hereditaria fulminante. Aunque el lector sentirá la misma pena que los padres de Spider, King-Smith sabe infundir un mensaje de esperanza ante la vida y las formas de aprovecharla siendo siempre feliz.
La desigualdad entre hombres y mujeres ha sido la tónica desafortunadamente preponderante a lo largo de los siglos, y lo sigue siendo. Aunque actualmente se luche por ello, no hay que olvidarse del sufrimiento en el pasado. La protagonista de “La sobrina del director” encarna a la joven ambiciosa y plena de autoconfianza, que desea formarse en la universidad pero que sólo encuentra obstáculos en su camino. Gillian Avery nos narra las peripecias de María para conseguir su sueño, en la Inglaterra de 1870. María deja la escuela femenina, muy represiva, para irse a vivir a Oxford, donde un tío suyo le consigue unas clases particulares junto a los hijos de una familia rica. Estos nuevos amigos, con cualidades muy diferentes, serán el trasfondo de la parte más alocada de la novela, antes de que ésta coja tintes más serios y María pueda demostrar su valía realizando la investigación de la identidad de un desconocido. Es en ese momento cuando sufrirá por abrirse paso, algo que a María le costará más de un disgusto, pero que concluirá de manera satisfactoria para sus intereses personales. Una historia que resalta la esencialidad de la fuerza de voluntad.
Los duendecillos son seres fantásticos a menudo simpáticos y con buenas intenciones, pero a los cuales a veces los niños temen porque simplemente se inmiscuyen sin avisar en sus vidas. Esto es lo que suele hacer Dick, un pequeño duende de muy buen carácter y voluntarioso, que a pesar de ello debe esconderse de las miradas de los humanos. Dick habita una mansión de la campiña inglesa en plena Guerra Civil. Éste se encarga de barrer de vez en cuando y evitar que sucedan desastres, todo sin mostrarse a los demás y sin recibir agradecimientos por ello. Los nuevos propietarios de la casa son menos supersticiosos que los anteriores, y por eso para ellos lo sobrenatural y fantástico pierde fuerza. Su fe, no obstante, la recobrarán cuando Hobberdy ayude al hijo de la familia a conseguir el amor de la chica a la que quiere, y cuando salve a la hija de que unas brujas la secuestren. Como podemos imaginar, un fabuloso relato de un género bien conocido y representativo de la literatura infantil británica, la fantasía y la magia englobadas en situaciones realistas. Y todo esto a cargo de una experta en el campo del folclore y la tradición ingleses: Katharine M. Briggs.
“El erizo”, cuyo título original está escrito erróneamente adrede “The Hodgeheg” (en vez de “The Hedgehog”), ya muestra desde el primer instante el sentido del humor al cual nos acostumbra Dick King-Smith. Otras particularidades del estilo del autor son el retratar animales, generalmente débiles, que triunfan ante situaciones adversas, y que hablan y se expresan como humanos. En este texto una familia de erizos debe enfrentarse día tras día al cruce de una carretera para poder llegar al parque y cazar su comida. Ese simple instante supone para todos ellos un riesgo y una amenza a su supervivencia. El niño de la familia, Max, es agudo e inteligente, pero demasiado confiado como para querer intentar por su cuenta solucionarlo todo. Un fuerte golpe en la cabeza le provocará un defecto en el habla, pues el orden de las palabras en sus frases ya no será el mismo. Esto incrementa la gracia del cuento, y el niño que lo lea no dejará de reír ante la forma de hablar del joven erizo. Por otro lado, la victoria de estos animalillos viene a pesar del accidente, pues Max no pierde un ápice de su ingenio y encuentran uan forma de cruzar la carretera.
Mientras que la literatura infantil y juvenil está plagada de ejemplos de los nativos norteamericanos, no sucede así con culturas nativas de otros países y otros continentes. Un ejemplo son los aborígenes australianos. “Los Quinkin” nace de la colaboración entre el explorador y escritor Percy Trezise, y el artista aborigen Dick Roughsey. Esta extraña simbiosis tenía como finalidad dar a conocer la cultura aborigen a un público joven, además de ofrecer una obra infantil de calidad. La historia se centra en Moonbi y Leealin, dos niños que habitan una cueva junto a su tribu y los cuales se ven sorprendidos por el espíritu maligno Quinkin. Este espíritu tiene su contrapunto bondadoso, quien actúa y los salva. El relato infantil se entrelaza a la perfección con la mitología aborigen, de tintes sobrenaturales, y es magnificado por las bellas ilustraciones de Roughsey. Una manera diferente de acercarse a la belleza de Australia.
¿Quién no conoce las historias de Los Cinco? La celebérrima saga de Enid Blyton se inició con este título: “Los cinco y el tesoro de la isla”. En él, los personajes que nos acompañarán a lo largo de la serie son presentados: Dick, Anne, George, Julian y Timothy, el perro. Todo comienza cuando en la costa de Cornualles, durante las vacaciones de verano, se reúnen todos los protagonistas, quienes son primos o hermanos. En una expedición a la isla de Kirrin, encuentran un tesoro que estaba enterrado. Sin embargo, no son los únicos que tropiezan con el botín, sino que unos malhechores se interponen en las aventuras de Los Cinco y los hacen prisioneros. Sólo Timothy aparece oportunamente para rescatarlos. En esta primera entrega se sientan las bases de los veinticinco libros de la saga, en la cual Enid Blyton demostró la importancia de la imaginación en la ficción infantil.