Los niños en ocasiones crean un mundo nacido de su imaginación para evadirse de los problemas. De hecho, la mayoría de veces no son siquiera conscientes de los susodichos problemas. En “La isla en la calle del Pájaro”, Uri Orlev nos ofrece su visión de la Segunda Guerra Mundial a través de la mirada de un niño judío que sobrevive escondido en el gueto de Varsovia. Alex está desconcertado, puesto que su madre ha desaparecido y su padre ha sido capturado por los alemanes. La única compañía de Alex es un pequeño ratón blanco al que llama Nieve. Alex es una suerte de aventurero moderno. Aunque no comprende la situación ni la magnitud de la guerra, se construye un refugio en la calle del Pájaro al que llama su “isla”. Alex inspeccionará atentamente el barrio y otras zonas de Varsovia, y ayudará cuanto pueda a los que lo necesiten. Siempre volviendo a su refugio a esperar a su familia. Orlev sabe transmitir a la perfección las sensaciones de la guerra, el suspense y desatar la adrenalina cuando es necesario. Una bonita novela que aboga por la inocencia en los peores momentos para la humanidad.
“Los ametralladores” es una novela para jóvenes que ofrece un punto de vista particular e inusual de la Guerra Mundial. El protagonista, Chas McGill, encuentra una ametralladora en una pila de escombros y se la queda. Junto a su pandilla, Chas montará un fortín junto a una casa derruida y ejercerá desde dentro su propia justicia. Mientras fuera todos están en pánico por la guerra, dentro los niños han instaurado su propio gobierno. Los chicos, una vez descubiertos, son llevados a un centro de menores, no sin recibir múltiples elogios por su valor y por su ejercicio de la justicia. El atrevido argumento de “Los ametralladores” le permitió a Robert Westall recibir la Medalla Carnegie en 1975. Ello sumado al estilo bien estructurado y a la narrativa del autor inglés.
Las novelas adolescentes ambientadas en la Segunda Guerra Mundial suelen mostrar de forma tangente la realidad del mayor conflicto armado que se ha producido sobre nuestro planeta. “¡Vuela, abejorro!” no es una excepción. Christel Göth es una joven que vive en Viena en pleno control por la Unión Soviética. El pasado de su familia está vinculado a los nazis por culpa de su padre, y todos viven en un refugio rural para gente acomodada. La vida es diferente en esa casa de campo, una especia de oasis de tranquilidad entre tanta hostilidad presente en el mundo. Christel y su hermana disfrutan realizando travesuras, pero no se saben tranquilas del todo porque su padre debe ocultarse y porque miembros del ejército soviético los visitan creando un clima de tensión y falsa confianza. La historia de Christel está inspirada ni más ni menos que en la infancia de la propia autora, Christine Nöstlinger. Ésta sabe equilibrar a la perfección el suspense, con el miedo y la alegría. Un relato agridulce que entretendrá a más de uno a la vez que permitirá recordar los horrores de la guerra.