Virginia Hamilton es una de las representantes de la literatura infantil afroamericana más querida de Estados Unidos. Esta autora ha conseguido aunar éxito comercial y de crítica con sus historias protagonizadas por personajes de origen afroamericano, y cuyo argumento nace directamente de la tradición oral de este pueblo. En “La gente podía volar”, se vislumbra una ligera vena fantástica, puesto que se muestra a algunos esclavos que pueden volar. Dicha capacidad la pierden al ser aglutinados en barcos y esclavizados, pero cuenta la leyenda que algunos todavía retienen ese poder. Ese poder aletargado se manifestará más tarde, ya en Norteamérica, para escapar de las garras de los esclavistas. La narración, ya de por sí preciosa, es salpicada por las fenomenales ilustraciones de los premiados Diane y Leo Dillon, enriqueciendo más si cabe la obra. De nuevo, de la mano de Hamilton, tenemos todo un canto a la libertad.
La popularidad de Virginia Hamilton entre el público adolescente tuvo su pistoletazo de salida con la primera entrega de la serie de “M.C. Higgins, el Grande”. Este niño de origen afroamericano vive en una región montañosa de Ohio en una finca enorme heredada de su bisabuela Sarah, quien huyó de la esclavitud. La vida rural es divertidamente reflejada a través de las aventuras de M.C. y sus hermanos. Se suceden eventos de caza, pesca, natación, paseos en bici y reunión con viejos amigos. M.C. vigila a menudo la parcela familiar desde lo alto de un poste, y se percata de que la estabilidad de los suyos puede verse amenazada por una explotación minera que hay en lo alto de la montaña. Lo cotidiano es tratado a la perfección por la autora, creando un universo entre tradicional y surrealista que atrapará (como ya ha hecho) a los lectores más jóvenes. El primer libro fue premiado con la Medalla Newbery en 1975, y abrió la veda para la multitud de premios que Virginia Hamilton recibiría durante tres décadas.