Zora es la líder de una pandilla de huérfanos que se dedican a aplicar las justicias en la ciudad de Senj. Esta historia, contada por Kurt Held, se inspira en sus propias memorias a su paso por la antigua Yugoslavia. El protagonista es Branko, un niño que queda huérfano repentinamente y que, tras ser pillado por robo, es aprisionado. Branko consigue salir de su celda con la ayuda de Zora y su banda de huérfanos. Este grupo de malhechores son una especie de Robin Hood coral, pues hurtan a los ricos para ayudar a los necesitados. No obstante, el mensaje moral que la historia envía no es el de robar, ya que los niños son perseguidos. Finalmente, sus acciones hacen reflexionar a toda la ciudad, y los habitantes se dan cuenta que su propia desidia es la responsable de la decadencia del lugar en el que viven. Esta novela reúne los componentes de los niños traviesos pero valientes, y con más corazón del que pretenden aparentar. Además, es una crítica al ostracismo y a la marginación que muchas veces se produce en la sociedad. Por tanto, es un ejercicio de crítica social a la vez que un libro para niños.
Al igual que sucede con “Ede y Unku”, la novela “Los niños del número 67” es otro clásico del periodo de entreguerras en Alemania. No obstante, éste es más ambicioso en su recorrido y hace una descripción de los primeros pasos de los nazis en la política del país. El título se debe a una pandilla de niños que son vecinos. Los protagonistas, y líderes de la banda, son Erwin y Paul. La situación de las familias de ambos es diferente, pero Erwin y Paul se unen para defenderlas y mostrar valores de solidaridad. Aunque la época nazi es una mancha en la historia de Alemania, antes del ascenso de éstos al poder la situación económica del país era desastrosa, consecuencia de la derrota en la Primera Guerra Mundial. Ése es el periodo donde se centra la historia. Se trata de una época de agitación en la que tu ideología te cambiaba la vida por completo, y prácticamente estabas obligado a posicionarte en un bando u otro. Amigos y familiares con frecuencia se enemistaban. A pesar de los amargos tragos del destino, al final del libro los niños del número 67 se reúnen en Suiza al final de la guerra y empiezan a propagar valores de libertad y respeto. Este retrato tan fresco de una época tan concreta nace precisamente de la experiencia del matrimonio Tetzner-Held, quienes tuvieron que huir de los nazis.