Si hubiese que emplear un adjetivo para calificar “Hoyos” ése es el de cruda. Y es que esta novela no se anda con chiquitas en ningún momento, valiéndose de un realismo a ratos aterrador y a ratos sosegado. La historia de Stanley Yelnats no es alentadora. Obeso y por ello reprimido socialmente, el chico muestra en todo momento firmeza moral e inteligencia para lidiar con las adversas situaciones. La peor, sin duda, es su ingreso en un centro para menores por un delito menor y una sentencia injusta. Si su entrada en el reformatorio es ya de por sí exasperante, dentro se las tendrá que ver con una guardiana despiadada y sus secuaces, quienes se aprovechan de los presos para sus propios intereses. Stanley se armará de paciencia y aguantará el momento para poder escaparse junto a su compañero Zero. La historia se cierra con la justicia haciendo acto de presencia en todos los ámbitos, dejando un buen sabor de boca en el lector. Medalla Newbery en 1999, no hay mejor sello de calidad para este relato de Louis Sachar.
Instruir a los niños desde la literatura es algo recurrente. Pero tratar temas escabrosos no lo es tanto, y menos en un cuento dirigido a menores de 10 años. “Los cien vestidos” es, por lo tanto, una propuesta atrevida que denuncia el acoso escolar, un tema tan de moda ahora cmo hace 70 años, cuando se publicó. La obra de Eleanor Estes nos cuenta cómo Wanda Petronski es menospreciada por su origen polaco en Estados Unidos. No es un ostracismo a todos los niveles, sino que sus compañeros se ríen de su apellido, de su forma de ser y de su acento. Las dos principales inquisidoras son Maddie y Peggy. La situación se torna verdaderamente dramática cuando la familia de Wanda debe emigrar para hacer frente a las penurias económicas y al clima de recelo hacia los polacos. Por suerte, todos acabarán valorando a Wanda cuando descubren que es una diseñadora excelente y que ha ganado un concurso con sus cien vestidos bocetados. Las enemigas de ella acaban alabándola y disculpándose, y el final es feliz en contraste con el desarrollo de la historia. La envidia y los malos sentimientos hacia los demás hay que dejarlos totalmente de lado, y eso es lo que nos enseña “Los cien vestidos”. Además, las ilustraciones de Slobodkin son deliciosas y sin parangón.
Beverly Cleary creó a Ramona para suplir el vacío que había en la literatura infantil estadounidense de los años 60. Este personaje representa a la típica niña revoltosa que es un torbellino indomable para todos los que le rodean. Ramona Geraldine Quimby tiene una hermana mayor a la que constantemente saca de quicio y a la que llama “Cara de Pizza”. Ramona se lo pasa de muerte en la escuela haciendo trastadas, aunque cuando le riñen siempre confiesa que no le gusta estar en el colegio. El éxito de esta pequeña rebelde hizo que la serie fuera editada en muchos países y traducida a múltiples idiomas. Además, Ramona ha sido el espejo de muchos hermanos pequeños que siempre se han fijado en sus hermanos mayores y a los que han dado más de un quebradero de cabeza. Una serie clásica de la literatura norteamericana.
La historia de Louis Pergaud “La guerra de los botones” es un relato infantil muy conocido en Francia. En él se muestran los enfrentamientos entre los niños de dos localidades vecinas: Longeverne y Velrans. Estas batallas se suceden en los bosques, y los niños se preparan como si fueran verdaderos ejércitos. Algunos de los protagonistas tienen nombres célebres como Tintín o Camus. El castigo cuando hay derrota es que se roban los botones de, y los niños se ven obligados a volver a casa con las calzas por los tobillos. Diseñando estrategias rocambolescas, los niños realmente representan valores filosóficos que podrían ser extraídos de las mejores historias de guerra. Pronto, los niños protagonistas serán adultos y han de saber enfrentarse a los verdaderos problemas de la vida, los cuales no subestimarán después de las adversidades vividas.
“Secuestrado” es una de las más simbólicas novelas sobre el sentimiento nacional escocés y sus Highlands. Robert Louis Stevenson la escribió después de “La isla del tesoro” basándose en historias reales unidas con fantasía. El protagonista es David Balfour, que es aprisionado por su tío para que éste se lleve la herencia del primero. David es enviado en un barco como esclavo, y allí se une al jacobita rico Alan Breck, y juntos luchan contra el resto de la tripulación. Al volver a Escocia naufragan y se separan. Más adelante vuelven a encontrarse tras múltiples aventuras por los Highlands repletas de criaturas y personajes pintorescos. David puede finalmente recuperar su herencia. Muchos temas de deshumanización son tratados por Stevenson, como la codicia, la corrupción moral, el engaño, la crueldad y el colonialismo.
“La isla del tesoro” es un clásico de los libros infantiles. Es una buena transición entre las aventuras más infantiles y otras más adultas, ya que la madurez es un tema tratado en el libro. El protagonista, Jim Hawkins, es un joven que frecuenta la posada del Almirante Bembo. Allí conoce a muchos marineros que pasan por la taberna. Uno de ellos, Billy Bones, tiene un mapa con el tesoro enterrado por el fallecido Capitán Flint. A la muerte de Bones, Jim decide emprender hacia la isla con dos hombres de confianza para recuperar el tesoro. Sin embargo, unos piratas logran enrolarse en el barco y Jim ya no volverá a estar a salvo. El libro se caracteriza por una atmósfera de amenaza constante, y Jim a base de valentía sobrevive. Despertará en los niños ese espíritu maduro y valiente.