La Medalla Carnegie de 1984 fue a las manos de Margaret Mahy por su novela “La transformación”. Esta suerte de relato de terror con tintes de novela romántica alcanzó éxito comercial más allá de Nueva Zelanda y Reino Unido. La protagonista, Laura Chant, debe enfrentarse a una sórdida situación con tan sólo catorce años: liberar a su hermano pequeño Jacko de las garras de un espíritu maligno que lo usa para revitalizarse a su costa. Dicho espíritu es un vampiro llamado Braque, y para combatirlo Laura pedirá ayuda a Sorry, un compañero de escuela con ciertos poderes. Gracias a él Laura se convierte en una bruja para salvar a Jacko. El punto optimista de la historia deriva del romance instaurado entre Laura y Sorry. La autora, más allá de ofrecer un cuento simplista, ahonda en las preocupaciones de los adolescentes y nos narra las transformaciones típicas de esta estapa como si fuesen algo mágico.
“El león de la pradera” es una especie de fábula moderna que bebe del surrealismo, haciéndola más atractiva para los lectores más pequeños. La neozelandesa Margaret Mahy, en colaboración con la dibujante Jenny Williams, tuvo un golpe de suerte y vio cómo pasó de ser una artista local a tener reconocimiento internacional y publicar 5 libros ilustrados en un año. El relato que aquí se plantea nos habla del miedo y de la amistad, y de la difusa frontera que hay entre éstos y los conceptos más opuestos. El niño protagonista teme mucho a ser emboscado por un león en plena pradera, pese a que estos animales ni siquiera la habitan. Tal es su miedo que su madre le da una caja que dice que al abrirla saldrá un dragón a defenderle. La desbordante imaginación del protagonista se materializa, puesto que abre la caja y aparece un dragón todavía más terrorífico que el propio león. León y niño se hacen amigos y se ocultan del temido dragón. Como antes se ha comentado, este libro es una fantástica fábula contemporánea con elementos fantásticos y reflexiones más ajustadas a los tiempos que corren.