Ganadora de la Medalla Carnegie, “Truenos y cazas” es un relato de amistad y de cómo muchas veces personalidades diferentes forjan fuertes vínculos y se complementan. El estilo de Jan Mark es serio, pero a menudo salpica las conversaciones con momentos humorísticos que también marcarán al lector. Los protagonistas son Andrew y Victor. Andrew acaba de llegar a Norfolk, en Inglaterra, y quiere hacer amigos a toda costa. Victor, natural de Norfolk, no se siente feliz en casa y se vuelca en su pasión por los aviones militares. Pasión que, curiosamente, también tiene Andrew y que hará que ambos se conviertan en amigos inseparables. Las descripciones de los aviones son deliciosas, pero son un simple marco donde introducir temas como la alienación o la felicidad. Victor está decepcionado con el trato que sus padres le dan, y empieza a asumir que deberá ganarse la independencia para poder seguir adelante sin su apoyo. Victor sale airoso, y aprenderá a disfrutar de los buenos momentos pasados sin quitar la vista del frente. Una oda a la nostalgia que seguro calará en los jóvenes lectores.
“La guerra de Carrie” presenta un enfoque curioso para tratarse de una novela sobre la Segunda Guerra Mundial. Los protagonistas son dos hermanos galeses, Nick y Carrie Willow, quienes son evacuados de su aldea para ser llevados a un lugar seguro. Los Willow son arrancados de su familia, y ese sentimiento de no sentirse en tu hogar y de haber perdido una parte de ti lo conservan durante todo el relato. Para más inri, los Willow son obligados a convivir con el señor Evans, quien abusa de los que están a su cargo y establece un régimen de represión. Por suerte, la hermana de Evans, Lou, se porta bien, y los chicos empiezan a hacer más amigos en su nuevo hogar. Su sentimiento de arraigo en la nueva aldea va creciendo a medida que descubren el pasado de sus habitantes. Toda una comunidad se despliega ante Carrie y Nick, y evoca la madurez en la reflexión que experimentan los adolescentes en poco tiempo. “La guerra de Carrie”, además, recibió el Premio Phoenix en 1993, signo de su importante valor literario.
Las novelas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial tuvieron un auge durante las décadas posteriores al conflicto. En concreto, gozaron de bastante éxito entre el público adolescente. “El viaje del Dolphin” es un buen ejemplo de ello. Los protagonistas son Pat y John, dos chicos, el primero humilde y el segundo de clase acomodada. Ambos siguen los acontecimientos de la guerra sufriendo por los que conocen e inquietos por si alguna vez les tocará a ellos participar directamente en la lucha. Cuando no pueden estar más inquietos, ambos deciden participar del famoso rescate en las playas de Dunquerque. Los acontecimientos transcurren de forma agridulce, pues Pat intenta encontrar a su padre pero es él quien desaparece. Esto oscurece un poco los actos heroicos de John, quien denuncia las injusticias de la guerra. Jill Paton Walsh capta a la perfección la aprensión que sufrieron los que no participaron directamente del conflicto pero tuvieron a seres queridos en la batalla.