Este clásico de William Golding es un retrato de la parte más animal que acompaña a todo hombre. Aunque se puede interpretar como una historia de aventuras acontecidas tras un naufragio, el mensaje del autor va mucho más allá de lo meramente superficial. El instinto nace cuando una persona está desesperada y con la supervivencia como objetivo. Golding escribió “El señor de las moscas” pensando en el público adulto, aunque ha gozado de mucho éxito entre el público joven y en las escuelas. La trama se centra en un grupo de niños y adolescentes que, tras un accidente de avión, se ven obligados a convivir en una isla desierta. Lejos de otros relatos de aventuras, la violencia y el conflicto se dan desde muy pronto y son el principal eje de la historia. Incluso unos seres todavía inocentes son capaces de evolucionar y transformarse en criaturas despiadadas cuando lo importante es sobrevivir al resto. En la historia desfilan carismáticos personajes como Ralph, Jack o Piggy. William Golding pensaba que cada uno es responsable de sus propios actos y por ello fue crítico con el papel de todos los países en la Segunda Guerra Mundial, haciendo especial hincapié en el caos social que habían creado. Y remarcando el fin de la inocencia para muchos que la habían vivido.
“La isla de coral” es un relato de isla, naufragio y supervivencia. Aunque actualmente esta obra de Ballantyne no es la más famosa del género, realmente inspiró la creación de hitos posteriores como “La isla de del tesoro” y “El señor de las moscas”. En ella, Ralph, Jack y Peterkin naufragan en una isla de arrecifes del Pacífico. Con unas pocas herramientas saben desenvolverse poco a poco y salir del paso. No obstante, de pronto aparecen caníbales y piratas para interrumpir su tranquila existencia, y la acción se sucede de forma desenfrenada. Los estereotipos de cada protagonista permiten sentirse identificado y acercan con realismo su situación al lector. Durante el siglo XIX fue uno de los libros de aventuras favoritos de los incipientes lectores.