Desde el punto de vista puramente artístico, “La madre tatuada” es una obra tremendamente original, tanto por la forma de narrar de Jacqueline Wilson como por el uso inteligente de recursos en las ilustraciones por parte de Nick Sharratt, como el incrustar el texto en los tatuajes de la madre. Las protagonistas son Dolphin y Star, dos niñas cuya madre es mentalmente inestable y con la que deben convivir día tras día sin predecir su comportamiento. Unos días su madre, llamada Marigold, se entrega por completo y es muy divertidad mientras que otros, no da palo al agua y las hijas deben tomar las riendas de la familia para salir adelante. Esta desestructuración provoca que las niñas maduren a la fuerza. Aunque también es diferente la manera en que cada una afronta la problemática. Star, por un lado, es cínica y tajante con su madre; por otro lado, Dolphin sabe sacar lo mejor de Marigold y exprimir los días buenos. Es el contrapunto que realmente necesita la familia para no irse a pique. Wilson nos muestra lecciones compasivas sin caer en el sentimentalismo, y entendiendo que esta desgarradora historia muestra una circunstancia desafortunadamente común.