Esta ganadora del Young Africa Award es un retrato de la vida en la calle. Aunque los acontecimientos transcurren en Ciudad del Cabo, uno puede imaginar que es algo que se da en cualquier gran ciudad del planeta. Johnny es un niño procedente de una familia de ocho hermanos, siendo el más pequeño. Nacido ya en un distrito marginal, Johnny no sabe prácticamente nada de sus hermanos, muchos de los cuales han desaparecido o han sido víctimas de la vorágine urbana. Uno de ellos, Abraham, está vinculado a una banda de criminales, y afectará indirectamente a Johny. Diferentes escenarios como mercadillos, tenderetes, chabolas o, incluso, la prisión, nos son mostrados para que seamos conscientes de la cantidad de gente que sobrevive como puede en condiciones tan extremas. Lesley Beake clama contra las injusticias de la sociedad en “Niños de la calle”, y demanda que muchos no tienen la oportunidad de ser felices por no haber nacido en el lugar adecuado.
Los niños en ocasiones crean un mundo nacido de su imaginación para evadirse de los problemas. De hecho, la mayoría de veces no son siquiera conscientes de los susodichos problemas. En “La isla en la calle del Pájaro”, Uri Orlev nos ofrece su visión de la Segunda Guerra Mundial a través de la mirada de un niño judío que sobrevive escondido en el gueto de Varsovia. Alex está desconcertado, puesto que su madre ha desaparecido y su padre ha sido capturado por los alemanes. La única compañía de Alex es un pequeño ratón blanco al que llama Nieve. Alex es una suerte de aventurero moderno. Aunque no comprende la situación ni la magnitud de la guerra, se construye un refugio en la calle del Pájaro al que llama su “isla”. Alex inspeccionará atentamente el barrio y otras zonas de Varsovia, y ayudará cuanto pueda a los que lo necesiten. Siempre volviendo a su refugio a esperar a su familia. Orlev sabe transmitir a la perfección las sensaciones de la guerra, el suspense y desatar la adrenalina cuando es necesario. Una bonita novela que aboga por la inocencia en los peores momentos para la humanidad.
Eve Garnett tuvo que presionar bastante para conseguir que “La familia de la calle One End” se editase como libro infantil. Dirigida a un público joven, esta serie de novelas es considerada una de las primeras en las que los protagonistas son pobres y en la que se hace una verdadera descripción de ello. A medio camino entre la denuncia social y el realismo, Garnett relató las vivencias de la familia Ruggles. Los capítulos suelen estar divididos entre los diferentes miembros de la familia: Josiah el padre, Rosie la madre, y los siete hijos. La temática recurrente es la convivencia entre hermanos, cómo ellos colaboran y se ayudan entre sí para salir adelante y cómo éstos valoran el dinero. Los diálogos son fabulosos y ayudan a concienciarse acerca de lo que uno tiene y aprender a valorarlo. Por supuesto, no faltan los toques de humor en las historias de la familia Ruggles, los cuales se producen sobre todo cuando los miembros interactúan con personas ricas y se produce un cierto choque social.
“Los muchachos de la calle Pal” es un clásico de la literatura de pandillas, pero sobre todo es un genial exponente de la literatura húngara. La historia transcurre en Budapest, a finales del siglo XIX, pero el contenido es atemporal e identificativo de cualquier lugar del mundo. Los protagonistas son dos grupos de muchachos que tienen una guerra abierta por controlar un solar para poder jugar. Unos son los muchachos de la Calle Pal y los otros son los Gardenitas Botánicos. Aunque inicialmente pertenece a los muchachos de la calle Pal, las tensiones se van incrementando a causa de las jugarretas que los Gardenitas Botánicos llevan a cabo. No se trata de una simple historia de adolescentes, pues el drama está todo el rato presente. De hecho, el final es bastante trágico, ya que uno de los muchachos de la Calle Pal, héroe silencioso en la lucha por el solar, enferma y muere. Además, la disputa no tiene un vencedor, ya que sobre él se construye un edificio. Se trata de una historia desgarradora a la vez que conmovedora, y también fuente de inspiración para muchos jóvenes que de verdad quieren luchar por aquello que consideran que les pertenece.