Cuando uno atraviesa verdaderas dificultades, le gusta verse reflejado en otros para compartir sus penas. No sólo se trata de mitigar el dolor con el apoyo de tus seres queridos, sino sentir que hay personas en tu misma situación y os podéis auxiliar mutuamente. Esta sensación se hace muy intensa durante la adolescencia, donde las inseguridades están a flor de piel. Y es uno de los pilares de “Entre dos lunas”, mangífica novela ganadora de la Medalla Newbery en 1995. Sal Hiddle, con tan sólo trece años, se muda a Ohio con su padre después de ser dejada de lado por su madre. Aunque Sal se enorgullece de sus raíces indias, no se encuentra cómoda en su nuevo hogar. Allí conoce a Phoebe, una niña que atraviesa una situación más o menos pareja. En el relato se emprenden viajes interminables para tratar de convencer a sus madres que regresen con ellas. Las consecuencias son felices para Phoebe pero no así para Sal. Dichos periplos son sólo una excusa que Sharon Creech emplea para hablarnos de la búsqueda de identidad, de la pérdida y de la aceptación de las separaciones. Como podemos imaginar, una historia conmovedora y desgarradora, y por ello fiel a la vida misma.
¿Qué pasaría si de repente una madre abandonase a un niño cuando todavía está dando sus primeros pasos? Aunque esto es prácticamente inconcebile que pase entre las personas, es algo que forzosamente se da en el mundo animal. Los protagonistas de este enternecedor cuento son dos oseznos, un macho y una hembra, que han estado durante el invierno resguardados en una madriguera protegidos por su mamá. No obstante, un día su madre sale de la madriguera y repentinamente se encuentran solos. Además de sobrevivir, los pequeños osos se cuestionarán si su madre los ha abandonado o le ha pasado algo. La interacción entre los dos hermanos añade toques de humor, puesto que es un diálogo infantil y plantean preguntas que los adultos ni contemplan. Los osezos se ven obligados a dejar la madriguera y buscarse la vida, no siendo realmente conscientes de los peligros que afuera le aguardan. “Érase una voz dos osos” es una entrañable historia de la mano de la autora suiza Hanna Muschg.
Susan Price reflejó en “Dos peniques por cuba” la región en la que creció, una comunidad industrial situada en el centro de Gran Bretaña. De forma más específica, las personas que allí viven son mineros, los cuales convocan huelgas y se enfrentan a terribles condiciones laborales. La eterna lucha entre trabajadores y empresarios explotadores siempre ha tenido un genial exponente en las minas y en las situaciones que en estos entornos se dan. La historia es narrada a través de Jek, un minero joven que sabe que hacer huelga puede acarrearle problemas, pero que por otro lado es consciente de las injusticias a las que él y sus compañeros están sometidos. Los valores de los mineros son los de la gente humilde, y ambos mejoran como personas aprendiendo unos de los otros. Solidaridad, amistad, generosidad y concienciación apartan a la ignorancia, la tozudez o la crueldad. Las esperanzas de Jek, aunque no colmadas, resucitan tras enamorarse de la bella Rachel. Un emotivo relato que con realismo nos habla de las luchas de la clase obrera por sus derechos.
El universo de Tolkien alcanza su máxima expansión en la trilogía de “El señor de los anillos”. Actualmente está considerada una trilogía, pero el propio autor realmente lo escribió como una única novela de 6 tomos. “La comunidad del anillo” es el primer libro, y supone una introducción para una multitud de batallas y sucesos épicos que convierten a esta novela en la obra cumbre de la fantasía moderna. Inspirado por la literatura medieval y las mitologías nórdicas, Tolkien nos cuenta cómo un hobbit se convierte en héroe al salvar toda la Tierra Media. Acompañado de Gandalf, Aragorn, Merry, Pippin, Sam, Légolas, Gimli y Boromir, Frodo tiene el destino de la Tierra Media en sus manos. La veracidad de la historia radica en el detallismo de la misma, en la presencia de lenguajes inventados, en la descripción de mapas y lugares y en la creación de una historia y cronología propias. Tolkien, como literato y profesor en Oxford, sabía a la perfección la fórmula para crear un universo propio y llenarlo de contenido. Y vaya si lo consiguió. Prueba de ello es que “El señor de los anillos” sea uno de los libros más vendidos de la historia. La incondicionalidad de los fans de este mundo mágico no tiene límites.