La posguerra en España no habría sido lo mismo sin la omnipresencia de “Antoñita la Fantástica”. Decimos “omnipresencia” porque Antoñita primero fue un serial radiofónico, dando el salto a la literatura posteriormente. Borita Casas se alió con Mariano Zaragüeta para dar color a su heroína. Antoñita encarna a la niña traviesa, imaginativa y pasional, y que choca muchas veces con los adultos, hecho acentuado por la mentalidad de la época. La saga cuenta con doce libros y el personaje de Antoñita crece y evoluciona con el paso de los mismos, para que así sus lectores se sientan más identificados. La vida, aparentemente aburrida, es vista de una forma diferente a través de la mirada de un niño, y eso es lo que Antoñita nos enseña. El trasfondo social es esencial para entender los pensamientos de la niña en muchos casos y las respuestas de los adultos. Antoñita pertenece a una familia madrileña de clase media. De ahí también el éxito comercial de la misma en su país natal. Literatura imprescindible de posguerra.
“La piedra fantástica de Brisingamen” es una fabulosa novela escrita por Alan Garner inspirado por relatos de su infancia. Bebiendo un poco del éxito que “El señor de los anillos” supuso para la fantasía épica, Garner empleó elementos del folclore nórdico, celta y artúrico en este cuento. Los protagonistas son Susan y Colin, quienes residen con sus tíos en una granja. El presente de los personajes viene determinado por leyendas del pasado, en las cuales un mercader hubo de vender un caballo al mago Cadellin. La magia de Cadellin quedó plasmada en una joya, la cual casualmente acaba en manos de Susan. En la trama se funden fuerzas del mal, hechizos y todo tipo de peligros que condicionarán la existencia de los dos protagonistas. Las localizaciones, en torno al Cheshire inglés, también derivan del origen del autor. Se trata de una bonita historia de fantasía en la que, como buen ejemplo del género, el conflicto entre el bien y el mal está presente en todo momento.