Emma Smith estableció en “No hay manera de saberlo” un curioso género resultado de mezclar la novela rural con la intriga. Publicado en 1972, este libro narra la vida de Amy junto a su abuela en una región del interior de Gales. Entre tanta montaña y paisaje cautivador es muy fácil quedar aislado, como les sucede a ambas protagonistas. Curiosamente, el mal tiempo no es el único de los contratiempos que aparece en el relato. Un día, reciben la visita de un desconocido que se lleva algo de comida sin mediar palabra. Más adelante, otros dos hombres diferentes y con esquís irrumpen buscando al susodicho. Como el título bien dice, no hay manera de saber quiénes son esos misteriosos visitantes. Sólo más adelante Amy su abuelita sabrán que todo estaba relacionado con una conspiración criminal de escala internacional. Smith sabe compaginar suspense con tranquilidad, alternando el ritmo frenético de las visitas con las relajadas descripciones de los valles galeses. Por supuesto, también hay cabida para la relación abuela-nieta, en la que se produce el intercambio habitual de sabiduría y vitalidad que todos hemos experimentado en nuestras vidas.
“Mi rincón en la montaña” es una vívida historia de aventuras Ganador del Honor Newbery en 1960, el libro relata cómo Sam Gribley abandona su aburrida vida en Nueva York para sobrevivir en la montaña durante un año. El niño tiene por amigos al halcón Frightful y a la comadreja Baron, con los que va adquiriendo cada vez más sentido de la independencia. Sam se construye una cabaña en un árbol, recolecta bayas, caza su propia comida y lucha contra las inclemencias del tiempo. A pesar de que el propio Sam se percata de su propio desarrollo personal, también empieza a echar de menos relacionarse con otros seres humanos. “Mi rincón en la montaña” es, en el fondo, una narración que nace del amor de su autora por la naturaleza. Jean Craighead George se crió en un ambiente naturalista y esto se nota en su literatura, pues muchos de los animales de los cuales se ha rodeado han sido protagonistas de sus libros. En definitiva, este libro es una historia de aventuras muy recomendable que evocará vivencias con la naturaleza a más de un pequeño lector.
“Los osos en la montaña de Hemlock” es un clásico de la trinitense Alice Dalgliesh. En esta novela se exploran las convicciones de un joven y cómo trata de defender sus ideas fervientemente. El protagonista, Jonathan, piensa que hay osos que habitan la montaña de Hemlock. No obstante, su idea choca con la de todos los adultos que conoce, pues éstos niegan la existencia de estos animales en el monte. En un momento dado, Jonathan debe adentrarse en Hemlock para hacer un recado. Al principio Jonathan se dará cuenta de que la montaña es más bien una colina y que en ello había exagerado. Y no ve osos por ninguna parte, aunque sí otros animales como ardillas con las que interactúa. A Jonathan se le hace casi de noche cuando tiene que volver a casa, y entonces se percata de sombras que realmente son osos. Los adultos finalmente deberán aceptar que sí que hay osos en Hemlock y Jonathan se sentirá como un héroe. Dalgliesh incide en el choque de mentalidades y opiniones entre niños y adultos, combinando dramatismo y diversión.
John Prater, como otros autores, ideó sus libros infantiles al observar el comportamiento de sus hijas. Éste muestra la primera infancia de una forma cálida y cercana, con poco texto pero con imágenes simples y emocionales. La historia gira en torno a un bebé oso que no para de jugar con su abuelo oso, algo muy sencillo, pero que para el osezno supone un conjunto de aventuras. Porque, al fin y al cabo, ése es el punto de vista que tienen los más pequeños de la vida. A pesar del poco texto, éste es pegadizo y cantable, y acompaña perfectamente las expresiones de los osos.