John Prater, como otros autores, ideó sus libros infantiles al observar el comportamiento de sus hijas. Éste muestra la primera infancia de una forma cálida y cercana, con poco texto pero con imágenes simples y emocionales. La historia gira en torno a un bebé oso que no para de jugar con su abuelo oso, algo muy sencillo, pero que para el osezno supone un conjunto de aventuras. Porque, al fin y al cabo, ése es el punto de vista que tienen los más pequeños de la vida. A pesar del poco texto, éste es pegadizo y cantable, y acompaña perfectamente las expresiones de los osos.