Marie-Aude Murial es una de las escritoras francesas más prolíficas de la actualidad. El campo de la literatura juvenil debe mucho a esta escritora durante las últimas décadas, y un buen ejemplo de ello es “¡Oh, oh!”. El sentido del humor está presente en toda la obra, y aumenta el atractivo de una narración que en su trasfondo es seria y muy actual. Tres medios hermanos, Simeón, Morgan y Venise, pierden a sus padres e iniciarán juntos una aventura para encontrar un hogar de adopción. Por vicisitudes del destino, su nueva familia la forman dos medios hermanos de ellos también, Barthélémy y Josiane. Las peculiaridades y excentridades de estos cinco personajes permiten analizar temáticas de notable profundidad como la pérdida de la familia tradicional, las nuevas familias, el amor, la amistad y la condición sexual. El estilo es simple y directo, lo cual añade realismo sin restar ápices de profunidad a este bello relato.
Pocos son los cuentos infantiles ambientados en la Prehistoria. Una excepción de “Ug: el pequeño genio de la Edad de Piedra”, de Raymond Briggs. A través de este relato el autor introduce ideas y reflexiones muy útiles tanto para niños como para adultos, pensamientos que darán qué pensar a más de uno. Ug es un niño cuya mentalidad parece pertenecer a una época muy posterior a la que le toca vivir: la Edad de Piedra. Ug idea inventos tan variopintos como la rueda o los barcos, y sugiere actividades como cocinar a los cocinarlos, sin que ninguno de ello prospere. La culpa de ello la tienen los adultos de su entorno, quienes no entienden para qué sirve todo ello y lo critican. Ug verá así reprimida su creatividad y sus herramientas de prosperidad se verán condenadas al olvido… Algo que tristemente ha sucedido reiteradamente a lo largo de la Historia y en todas las épocas. Y es que debemos de dejar de lado los prejuicios y abrazar cualquier idea que nos permita progresar y mejorarnos. Dar la bienvenida al progreso sin condiciones, una filosofía que le permitió a este libro ser finalista del Premio Nestlé.
“Dodo se casa” es una entrega de la celebérrima saga “El mundo de Lottie”, de la alemana (adoptada estadounidense) Petra Mathers. Los habituales personajes como Lottie el pollo, Herbie el pato y Dodo, una ave alemana, son acompañados por un nuevo individuo casi protagonista para la ocasión: el ave marina Vince. Éste es realmente un piloto de aviación del cual Dodo se enamora. A pesar de que la premisa y las ilustraciones, adorables y divertidas de la propia Mathers, invitan a un cuento cálido y sencillo, la trama adquiere profundiad a través de la psicología de Vince. Y es que él perdió una pata en una misión y se ha vuelto huraño, difícil de tratar y de comportamiento variable. Eso no quita que, en el fondo, sea una bellísima persona, la que Dodo quiere resucitar y por la que quiere luchar. Así es como sucede, pues la unión ayuda a Vince y ambos se casan, saliendo la luz del sol incluso en los momentos más difíciles. Ese es el mensaje a captar por los pequeños lectores y que hacen merecer la pena esta obra.
Fábulas existen a miles, y desde hace siglos, de hecho, desde la Antigua Grecia con Esopo. De ellas, las protagonizadas por zorros son también muchas. Pese a esta poca confianza en ofrecer algo nuevo al respecto, Margaret Wild, en conjunción con Ron Brooks, publicaron una maravilla de fábula moderna sobre las traiciones, la lealtad y la valentía. Un Perro y una Urraca son amigos inseparables y, además, se complementan y suplen las carencias o defectos de uno y otro mutuamente. El Perro es medio ciego y la Urraca no vuela apropiadamente. Un Zorro, que se les muestra un día, quiere unirse a ellos, a lo que la Urraca reacciona con desconfianza y el Perro con hospitalidad. La Urraca parecía tener razón, pues Zorro aprovecha el sueño de Perro para aprovecharse del ave y dejarla herida. Además, su motivación para hacer tal maldad es la venganza y la envidia, ya que así haría que Perro y Urraca también se sintiesen solos. “Zorro” es una obra en la que igual de esencial es la narración como el dibujo, pues los trazos de Brooks, intensos y cautivadores, afectan al ritmo de la lectura y le dan profundidad y aspereza al mensaje.
“Un caso grave de rayas” trata un tema que, aunque aparentemente inofensivo, es controvertido en edad infantil. Se trata de la aceptación social, y las cosas que a veces somos capaces de hacer por integrarnos en un grupo. Nada más lejos de la realidad, uno debe ser siempre fiel a uno mismo, pues si los demás te valoran y te estiman, te querrán con tus particularidades, con tus virtudes y defectos. Esta lección es la que vive la protagonista Camila Flan en sus propias carnes, quien por encajar y contentar a los demás se falla a sí misma y se comporta falsamente. Las consecuencias, ilustradas a la perfección igual que narradas por David Shannon, son el padecimiento de una enfermedad que se manifiesta con coloraciones extrañas de la piel. Hasta que Camila no se comporte como es realmente, esta curiosa patología no desaparecerá. Así lo acaba haciendo, siendo entonces todavía mejor aceptada por sus amigos y recuperando la autoestima perdida.
Si el autor e ilustrador australiano Stephen Michael King es célebre por dibujar libros de otros, algunos autores clásicos incluso, esta vez es él quien se atreve con su propia obra. Sus inconfundibles trazos están cargados de color y derrochan simpatía, sensaciones que van a la par con la trama de “Henry y Amy”. En este canto a la amistad, Michael King habla de dos amigos improbables que acaban haciéndose inseparables. Henry es más visceral, travieso y curioso; mientras que Amy es refinada, lista y cuidadosa. Ambos se conocen por pura casualidad, pero desde el primer momento se sienten bien el uno junto al otro y empiezan a respetar sus diferencias. Este respeto mutuo acaba demostrándose como el principal pilar de una buena amistad, valor que cualquier persona debería aprender desde bien niño. Y es que el equipo que Henry y Amy conforman es capaz de todo. La crítica avaló el libro de Michael King concediéndole el CBCA de Australia.
El talento de Tohby Riddle como dibujante quedó más que patente en “La gran escapada del zoo de la ciudad”, una obra maestra en sí misma convertida en clásico universal desde su inmediata publicación. La historia tiene como punto de partida la fuga de una serie de animales de un zoológico, y las aventuras que empiezan a partir de entonces. Los improbables protagonistas son una tortuga, un elefante, un flamenco y un oso hormiguero, quienes a su vez se trajean de profesiones humanas. Si esto no parece lo suficientemente esperpéntico, más adelante sus caminos se verán separados y vivirán situaciones de lo más delirantes. El cuento de Riddle se sostiene a través de sus fabulosas imágenes, muchas de ellas repletas de referencias a la cultura del siglo XX. Los pequeños, aunque al principio sólo prestén atención a la trama, en posteriores relecturas intentarán encontrar detalles y elementos ocultos. Un libro de los que deberían acompañara a cualquier niño durante su infancia.
La fascinación que Lily crea sobre el lector queda de manifiesto con su tremendo éxito desde que fue por primera vez publicado este cuento en 1996. Kevin Henkes es un maestro de la narrativa infantil, ycon “Lily y su bolso de plástico morado” lo demostró con diversos detalles. Uno es el estilo ríti mico, que refleja el pensamiento de los niños y el estado de ánimo, tan fugaz y manifiesto en estas edades. Otro es su forma de ilustrar, entrañable y a la vez atrevida, muy colorida y vivaz. Y otro, el desarrollo del argumento y la inclusión de un cuento infantil escrito por Lily dentro de la narración principal. Todo esto conforma un cocktail explosivo de entretenimiento y reflexión. Lily es una ratoncita que representa todo tipo de pensamiento humano en función del momento en el que se encuentre. Henkes nos habla de su familia, de sus compañeros en la escuela y de su relación el el excéntricor profesor Slinger. Y es que éste es el típico libro que un pequeño lector querrá abordar una y otra vez para apreciar todos los detalles y descubrir, por enésima vez, la personalidad de Lily y sus acompañantes.
El escritor Miguel Buñuel estableció un nuevo cánon en la literatura infantil española con “El niño, la golondrina y el gato”. Siendo un relato fruto de una adaptación de una novela adulta propia, “Narciso bajo las aguas”, este cuento rompía con los moldes de las historias que “debían” ser narradas en la posguerra. Y es que hasta entonces todas debían sopesar juicios morales. Buñuel, sin embargo, nos habla de un viaje de tintes oníricos y cargado de elementos fántasticos, con detalles que recuerdan a Lewis Carroll o incluso a Saint-Exupéry. Los protagonistas son un niño (sin nombre), una golondrina y un gato, quienes juntos emprenden un viaje más allá de los confines de la Tierra. El estilo, como podemos imaginar, es muy musical, poético y cuidado. Las firmes propuestas de valor de esta novela fueron recompensadas con el Premio Lazarillo y el Diploma de Mérito Andersen en 1962.
Considerada una de las mejores novelas infantiles de la historia, “El jardín de medianoche” es la obra maestra de Philippa Pearce. Y esto no es decir poco, puesto que la autora inglesa creó algunos de los relatos más conocidos y leídos durante la segunda mitad del siglo XX. La narración se centra en Tom, un chico el cual es enviado a vivir un tiempo con sus tíos. El emplazamiento es una casa de la campiña inglesa. Aunque al principio todo parece normal, Tom siente curiosidad por el pasado de la casa y cada noche se aventura en el jardín, donde conoce a una misteriosa chica llamada Hatty. Es entonces cuando la historia cobra tintes sobrenaturales y entremezcla el pasado y el presente hasta un sorprendente final. Detrás de todo ello, Pearce nos muestra un sinfín de valores que todos deberíamos asimilar. Empezando por el poder de la amistad, continuando con la tolerancia y el respecto, y concluyendo con la honestidad y fidelidad a uno mismo. El envoltorio en el que nos presenta esta maravilla es un relato absorbente que despertará la melancolía de los jóvenes lectores, y les ayudará a apreciar lo efímero de todo.