Los desastres nucleares, por desgracia, siguen presentes y muy vigentes en la sociedad contemporánea. Algunos recientes como el de Fukushima han recordado a otros más renombrados como el de Chernóbil. “La nube”, publicada en 1987, es una novela que coincidió en el tiempo con la catástrofe de Chernóbil, catapultando su éxito comercial. La protagonista es Jana-Berta, una chica alemana de catorce años que ha perdido a sus padres en la explosión de un reactor nuclear cerca de su pueblo, y quien en el transcurso del relato pierde a su hermano. Como consecuencia, Jana-Berta se ve borrada del mundo y se sume en una depresión. En una enfermería la atienden y cuando comprende la magnitud del desastre se anima a colaborar por el bien de los demás. Gudrun Pausewang nos habla de una explosión que se produjo en Alemania en otro tiempo, pero con actualidad nos critica al resto de la sociedad por intentar olvidar este tipo de acontecimientos. Todos somos culpables y debemos ser consecuentes. “La nube” es, por tanto, una advertencia permanente de los peligros del uso de la energía nuclear.
Kathleen M. Peyton prosiguió la historia que había iniciado en “La hacienda Flambards” con esta novela. Los protagonistas, Christina y Will, se han fugado para poder vivir una historia de amor lejos del ambiente opresivo de Flambards. Corren malos tiempos, pues la Primera Guerra Mundial está a punto de estallar y la pareja debe encontrar trabajo con el que mantenerse. De esta forma, atraviesan dificultades al separarse, pues Christina se emplea en un hotel y Will comienza a trabajar en un campo de aviación. Juntos saldrán a flote y, con la ayuda de una amiga de Christina, disfrutarán de una vida social feliz. No obstante, cerca del final, en una exhibición aérea, se produce un momento dramático que devolverá a la realidad a los protagonistas. Christina y Will se casan justo al inicio de la Gran Guerra, y el futuro de ambos, igual que el de resto de personas en el planeta, da un giro radical. El ambiente se enrarece y todos esperan lo que la guerra deparará. “El borde de la nube” es un bello ejercicio de equilibrio entre realismo y diversión, y en el cual se nos muestra que nunca debemos separar los pies del suelo pese a estar totalmente felices.