Considerada una de las mejores novelas infantiles de la historia, “El jardín de medianoche” es la obra maestra de Philippa Pearce. Y esto no es decir poco, puesto que la autora inglesa creó algunos de los relatos más conocidos y leídos durante la segunda mitad del siglo XX. La narración se centra en Tom, un chico el cual es enviado a vivir un tiempo con sus tíos. El emplazamiento es una casa de la campiña inglesa. Aunque al principio todo parece normal, Tom siente curiosidad por el pasado de la casa y cada noche se aventura en el jardín, donde conoce a una misteriosa chica llamada Hatty. Es entonces cuando la historia cobra tintes sobrenaturales y entremezcla el pasado y el presente hasta un sorprendente final. Detrás de todo ello, Pearce nos muestra un sinfín de valores que todos deberíamos asimilar. Empezando por el poder de la amistad, continuando con la tolerancia y el respecto, y concluyendo con la honestidad y fidelidad a uno mismo. El envoltorio en el que nos presenta esta maravilla es un relato absorbente que despertará la melancolía de los jóvenes lectores, y les ayudará a apreciar lo efímero de todo.
Si te gustan los relatos que emplean motivos sobrenaturales para reflexionar sobre la naturaleza humana, “Los espantapájaros” seguro es una buena opción. Esta novela de Robert Westall analiza la lucha interior de un niño de trece años al cual su pasado le persigue y su presente le desagrada. Simon, el protagonista, se ha mudado con su madre, su hermana y la pareja de su madre a una finca rural que tiene cerca tres espantapájaros cuanto menos inquietantes. Simon todavía no ha superado la muerte de su padre, a quien considera un héroe de guerra. Esto se traduce en una angustia interior que en ocasiones desemboca en ira y otras veces en tristeza. El escenario también tiene mucho que decir en esta obra, y Simon descubrirá secretos en el molino, la casa y el campo. Los tres espantapájaros que dan título al relato son una metáfora de los demonios del propio Simon. Su carácter rompedor envolvió en polémcia a “Los espantapájaros”, lo cual no le impidió conseguir el éxito comercial y el de la crítica, ya que fue ganador de la Medalla Carnegie en 1981.
Los cuentos de E.T.A. Hoffmann manifiestan una imaginación incomparable, a medio camino entre la fantasía y la locura. Además, dejan de manifiesto la creencia en lo sobrenatural del autor. Este surrealismo se nutre también del terror, de los pensamientos personales y de las dificultades por las que pasa el individuo. Su historia más famosa, “El cascanueces y el rey de los ratones”, alcanzó fama mundial gracias a la posterior adaptación en forma de ballet del músico Piotr Chaikovski.
En otros cuentos aparecen fantasmas, crímenes y mundos imaginarios. A pesar del toque siniestro que desprenden, son también muy humorísticos, por lo que son útiles para ayudar a los niños en la transición entre la literatura puramente infantil y la adulta.