La controversia es una de las señas de identidad de las obras de Fleur Beale, escritora neozelandesa prolífica que recibió un premio nacional en 1999 por “No soy Esther”. Esta vez el turno es del sectarismo religioso y la fe ciega. La protagonista, Kirby, pierde a su madre en extrañas circunstancias y debe irse a vivir con su tío Caleb. Éste es miembro de la secta Hijos de la Fe, cuyos valores se oponen a las nuevas tecnologías y al estilo de vida moderno. Esto contraría mucho la moral de Kirby, quien no está a gusto con su nuevo rol. Mucho menos cuando oscuros y violentos detalles sobre la secta empiezan a descubrirse. La gota que colma el vaso es cuando le hacen cambiar su nombre original por el de Esther, algo por lo que nuestra protagonista no está dispuesta a pasar. La autora censura este tipo de prácticas religiosas y contextualiza al adolescente como moldeable en estos ámbitos, además de criticar abiertamente la crueldad e ignorancia de los que llevan a cabo estas actividades.
La asunción de la realidad y del verdadero funcionamiento del mundo es algo a lo un adolescente se enfrenta de forma progresiva. Las consecuencias de esta comprensión suelen ser la decepción, la frustración y el desasosiego. Los cambios psicológicos provocan que lo que antes se veía de color de rosa, ahora parezca gris o negro, y madurar es clave para seguir siendo feliz. Este es el leitmotiv de “Mira cómo huyen”, novela de David McRobbie en la cual se nos muestra a una familia que debe huir de una misteriosa persecución para ponerse a salvo. La causa son unos chanchullos o participaciones extrañas del padre de la familia Cassidy, Don, en un juicio. La narradora es Emma, hija de Don de quince años, quien a través de su mirada sostiene el suspenso del relato mientras la familia Cassidy huye de Inglaterra a Australia para poder llevar una vida tranquila y normal. La tensión nunca desaparece ni en la otra punta del mundo, y Don cambia su punto de vista y decide enfrentarse a la justicia para que su familia puede vivir siempre en paz.