Si en otras ocasiones hemos hecho alusión a la fama de ciertas obras por sus adaptaciones cinematográficas, esta vez no puede ser menos. Es inevitable no relacionar “Ciento un dálmatas” como un Clásico Disney. Aunque la película se estrenó en 1961, cinco años antes se había publicado la obra original en forma de cuento infantil y de la mano de una de las más consumadas novelistas británicas de entonces, Dodie Smith. La historia, que todos conocerán, ejemplifica la lucha por los derechos de los animales, y es una crítica mordaz a la sociedad del consumo y al sacrificio animal innecesario. Los señores Pongo tienen una camada de quince cachorros, y sus dueños, los Dearly, deben contratar a una ama de leche para que los cuide. Nada más conocida la noticia de la excepcional camada, la malvada Cruella de Vil los secuestra para hacerse un abrigo de piel, junto a otros ochenta y tantos dálmatas. Desorbitado sacrificio para tal fin. Por suerte, los padres acaban encontrando a sus cachorros y los salvan. Si la película es recomendable, el libro de Dodie Smith lo es todavía más, pues posee más pasajes y una mayor dosis de diversión que su homónima de la gran pantalla.
El Premio Whitbread Children’s Book de 1993 fue a parar a “Bebés de harina”, un cuento de la querida autora inglesa Anne Fine. Esta escritora se ha caracterizado siempre por su sensibilidad narrativa sin perder un ápice de humor o de atractivo. En este relato, protagonizado por Simon Martin, se nos plantea un ingenioso modo de responsabilizar a los adolescentes y concienciarlos frente a su futura vida adulta. En la escuela se les manda que cuiden de un saco de harina como si fuera su propio hijo. El descuido puede costar la asignatura a los jóvenes. Aunque este método es recibido con desagrado, además de la responsabilidad general, los personajes aprenderán lo costoso que puede ser sufrir una paternidad en la adolescencia, y cómo te puede condicionar la vida por completo. Simon refleja sus sentimientos en un diario, y a través de éste veremos cómo madura hacia una mentalidad más adulta, hecho demostrado cuando el protagonista acaba comprendiendo los enfados de su madre. Los “bebés de harina” acaban siendo un simulacro de la vida adulta para los escolares y una maravillosa metáfora que que ahondará en cualquier lector.
“La señora Doubtfire” probablemente forma parte del imaginario popular por su adaptación cinematográfica, protagonizada por el eterno Robin Williams. Para quien no lo supiera, la historia está inspirada en una genial novela de Anne Fine. El argumento es el mismo: una familia destruida por un divorcio nada amistoso. Daniel, el padre, y Miranda, la madre, no consiguen ponerse de acuerdo, sobre todo por los despistes de él y la intransigencia de ella. Nominada al Guardian Children Fiction’s Prize, esta novela sabe emplear el humor para hablar de problemas de familia, dando un paso más allá. Daniel se disfrazará de señora y llegará a ser la criada de su propia casa. Sus tres hijos enseguida descubren el pastel, pero se callan para poder pasar más tiempo junto a su progenitor. La tensión se mantiene por el miedo del lector a que Daniel sea descubierto por Miranda, aunque el relato está cargado de momentos cómicos. La autora nos hace llegar honestamente una historia familiar sin dejar de lado los dramas más cotidianos y solicitando a los padres divorciados que se lleven lo mejor posible por el bien de sus hijos, los principales perjudicados por sus desacuerdos.
¿Quién no conoce las historias de Los Cinco? La celebérrima saga de Enid Blyton se inició con este título: “Los cinco y el tesoro de la isla”. En él, los personajes que nos acompañarán a lo largo de la serie son presentados: Dick, Anne, George, Julian y Timothy, el perro. Todo comienza cuando en la costa de Cornualles, durante las vacaciones de verano, se reúnen todos los protagonistas, quienes son primos o hermanos. En una expedición a la isla de Kirrin, encuentran un tesoro que estaba enterrado. Sin embargo, no son los únicos que tropiezan con el botín, sino que unos malhechores se interponen en las aventuras de Los Cinco y los hacen prisioneros. Sólo Timothy aparece oportunamente para rescatarlos. En esta primera entrega se sientan las bases de los veinticinco libros de la saga, en la cual Enid Blyton demostró la importancia de la imaginación en la ficción infantil.
“El canto del dragón” es la primera entrega de la trilogía “”The Harper Hall”, de la estadounidense Anne McCaffrey. Estos libros se caracterizan por una curiosa combinación de fantasía clásica con ficción más futurista. El escenario es el planeta Pern, donde unos jinetes de dragones se comunican con sus monturas telepáticamente. Los habitantes de Pern se ven amenazados por las esporas letales de los Thread. Los dragones y sus jinetes deberán enfrentarse a los Thread para salvaguardar la paz de Pern. No obstante, esta trilogía, dentro del universo de Anne McCaffrey, está más centrada en el ámbito musical de Pern. La protagonista es Menolly, una adolescente que se escapa de casa para explorar sus habilidades musicales, y que tiene la suerte de encontrarse con el Arpista Maestro de Pern. Esta novela es sólo una de las tantas para adentrarse en el fascinante universo creado por McCaffrey, y una muestra de la mejor literatura fantástica adolescente.
Esta novela de la danesa Anne Holm es una especie de odisea vivida en la piel de un niño llamado David. Éste se encuentra recluido en un campo de concentración en el este de Europa hasta que es liberado bajo la misericordia de un guarda que le permite escapar. Tras ello, David emprende un viaje que le llevará por Grecia e Italia hasta intentar embarcarse hacia Dinamarca. En “Soy David”, Holm explora el interior de forma comparable a como lo quería hacer Kafka. Cuando se trata de sobrevivir, la identidad cultural se pierde en pos de la lucha por salir hacia delante. Los cambios que David experimenta al pasar de la opresión a la libertad también resultan muy interesantes e instructivos para el lector. Así, pronto descubre que puede llenarle más el hacer amigos que una buena comida. La historia se centra en los años 50, en una época de reconstrucción en Europa, y esto Holm lo traslada con maestría al ámbito individual.
Joanna Cannan es considerada una de las mejores escritoras que ha desarrollado el tema de los ponis, tan apreciado por el público femenino. Tras ella, sus tres hijas siguieron siendo novelistas y llevaron un paso más allá la habilidad de su madre para contar relatos sobre ponis. La novedad aportada por Cannan es que el narrador no es el poni, sino la dueña, en este caso Jean. Esta chica se ve obligada a desplazarse de la ciudad al campo, y adaptarse a su nuevo estilo de vida de forma fortuita. Los primos de Jean se burlan de ella por su ineptitud ante las adversidades y porque se regocijan en su torpeza en las tareas campestres. Finalmente, Jean aprende a montar a caballo y el resto callan ante el talento de su prima. Cannan fue célebre tanto por sus novelas de ponis como por las de detectives, a las cuales se dedicó en una etapa más tardía de su obra. “Un poni para Jean” es un genial ejemplo de la aptitud de Cannan para desarrollar este tipo de historias.