Los protagonistas de “Los niños del vagón” son los cuatro hermanos Alden: Benny, Violet, Henry y Jessie. Éstos viven con su abuelo, pues son huérfanos, pero no están a gusto con el trato que éste les brinda. Por ello deciden fugarse de casa y sobrevivir por su cuenta. Los niños comienzan a pasar hambre y penurias por vivir a la intemperie. Pero la suerte cambia para ellos cuando encuentran un viejo vagón de tren abandonado, y lo amueblan y adaptan para que sea su nuevo hogar. Con el trabajo de Henry, el hermano mayor, y objetos que se encuentran, viven muy bien hasta que problemas más graves se cruzan en su camino. Violet se pone enferma y sufren buscando ayuda y medicación, y entonces comprenden que no hay que subestimar la protección de un adulto. Escarmentados por ello, vuelven a casa del abuelo y valoran la vida en familia.
Los “Cuentos del tío Remo” muestran casi todos ellos al hermano Conejo, que es astuto y sabe aprovecharse de los otros animales. Se dice que este personaje tiene su origen en África. Su enemigo es el hermano Zorro, y siempre intentan hacerse daño mutuo. El vehículo para contar estas historias es el tío Remo, un viejo esclavo de color liberado al que un niño blanco se acerca todas las noches para escuchar. Por tanto, son cuentos de la tradición oral afroamericana, aunque recopilados por el periodista blanco Joel Chandler Harris. Otros personajes animales desfilan por las historias, y contra ellos el hermano Conejo siempre sale airoso pese a no ser ni el más grande ni el más fuerte. Es un simbolismo de los habitantes del sur de Estados Unidos y sus prejuicios sociales, los cuales Harris deseaba que superaran.