Dentro de la literatura infantojuvenil de finales del siglo XIX y principios del siglo XX hubo un boom de historias con protagonista femenino. Dentro de éstas se encuentra “Ana, la de Tejas Verdes”, de Lucy Maud Montgomery. Ana Shirley llega a una granja gestionada por un hermano y hermana que ya son mayores, y los cuales buscan a un huérfano para que trabaje en ella. Ana no es lo que esperaban, aun así el hermano enseguida le coge cariño y consigue que permanezca convenciendo a su hermana. Pronto les quedará demostrado lo bueno de su elección, ya que Ana se gana la confianza de ambos e incluso se hace un nombre en toda la aldea. El final deja un cierto sabor amargo por la muerte del hermano, y porque Ana renuncia a su vida académica por quedarse en la granja. Se trata de un personaje que muestra el coraje y la vitalidad de las chicas en una época nada fácil para el género femenino. Respecto a otras historias similares, cabe destacar los toques oscuros de la misma que enganchan más si cabe a ella.
Papá Noel es un personaje incluido en prácticamente todas las culturas de todo el mundo. El libro de 1973, de Raymond Briggs, pretende humanizar la figura de este entrañable icono navideño. Para ello, añade situaciones cómicas y cotidianas a la vida de Papá Noel. Este señor se enoja cuando tiene que salir a trabajar y hace mal tiempo, y lo paga insultando cariñosamente a sus renos. Vive en una casa normal y corriente, en el Ártico, y se muestra como un hombre un poco desordenado. Le encantaría vivir en un lugar cálido, y disfruta con la comida y bebida que le dejan en las casas cuando las visita. Además, tiene miedo de llegar a casas cuyo acceso no esté bien preparado. Se trata de un libro imprescindible para que los niños no le tengan miedo a Papá Noel, al tiempo que se convencen de la forma de trabajar de éste y de lo importante que es portarse bien para recibir sus regalos.