Cuando a veces empleamos el dicho “todo tiempo pasado fue mejor”, seriamente debemos plantearnos si estamos en lo cierto o no. Una muestra es la Edad del Bronce, que es cuando se sitúa esta fabulosa novela de Rosemary Sutcliff. La autora inglesa, que tan bien nos acostumbró con sus ficciones históricas épicas y emotivas, relata esta vez algo crudo y muy alejado de nuestra vida ahora. Drem pertenece a una tribu que habita la campiña inglesa durante la citada edad. La prueba que su pueblo le impone para hacerse adulto es matar a un lobo. Si esto de por sí no es suficientemente desalentador, Drem además tiene discapacidades físicas y no recibe un mínimo trato de compasión, pues éste no existía. Haciendo honor de la Ley del Más Fuerte, Drem debe abandonar a los suyos para sobrevivir, pues éstos no son comprensivos y la obligación del joven es demostrar su valentía y sus aptitudes. El resto de elementos característicos del relato los podemos imaginar: entornos indómitos, animales salvajes y valores nada arraigados en la actualidad.