“Las crónicas de Narnia” es posiblemente una de las sagas más célebres y exitosas de fantasía épica. Como mínimo, es uno de los paradigmas en este género del siglo XX. El éxito de la serie va estrechamente ligado al de su escritor, C.S. Lewis, coetáneo y amigo de J.R.R. Tolkien. La adaptación cinematográfica también ha ayudado a reavivar el fenómeno de Narnia. Éste comenzó con “El león, la bruja y el armario”, primer libro publicado pero segundo en la cronología final de la historia. Los protagonistas son Susan, Peter, Edmund y Lucy, jóvenes que a través de un armario acceden al maravilloso mundo de Narnia. Esta tierra de fantasía está llena de seres mitológicos y se sostienen por el poder de la magia. Dentro, las fuerzas del mal y del bien están representadas por la Bruja Blanca y el león Aslan, respectivamente. Y los niños, sin siquiera desearlo, serán partícipes de esta encolerizada y eterna contienda. Lewis empezó a cosechar el éxito literario gracias a esta novela y todas las que le sucedieron, llegando a ser toda una autoridad en el género fantástico.
Hay novelas para jóvenes que no ofrecen concesiones en su temática. “Soy el rey del castillo” es una de ellas. Susan Hill quiso recalcar que el poder de lo malvado prevalece en nuestro mundo, y en cualquier rincón se puede atisbar crueldad e injusticia. En este relato se denuncia todo ello en el marco de dos niños que no se llevan bien y en el cual su comportamiento llega a extremos insospechados. Charles y Edmund tienen once años, y ambos están condenados a vivir juntos porque la madre de Charles pasa a ser ama de llaves del padre de Edmund. Éste último hace la vida imposible al débil Charles. Por si esto fuese insuficiente, los dos chicos acuden al mismo internado y Edmund roba las amistades a Charles, quien no soporta el dolor acumulado y acaba suicidándose. Aunque la medida puede parecer desesperada a ojos del lector, lo cierto es que muchos niños que hayan sufrido acosos en su infancia se sentirán identificados con Charles. Nadie es propiedad de nadie, y cualquier intento de abuso debe ser denunciado y consecuentemente castigado.
“Jock del Bushveld” relata una historia en un lugar y una época desconocidos u olvidados para la sociedad occiental: la Sudáfrica de la fiebre del oro. En parte es un relato autobiográfico de Percy Fitzpatrick, quien lo adornó para poder contárselo de forma entretenida a sus hijos. El protagonista es Jock, un perro que acompaña en todo momento a un conductor de ox-wagons, los carros que transportaban suministros de mina en mina. Jock no parece un perro especial, pero gracias a la devoción de su amo y a la mutua confianza se hacen amigos inseparables. Muchas son las vivencias y las situaciones que ambos superan, en algunas viendo muy cerca la muerta. Se trata de un cuento de amistad entre un perro y un hombre, así como de una descripción de un modo de vida que ya no existe pero que fue importante a finales del siglo XIX.