De seguro que todos los escritores habidos y por haber tienen una deuda pendiente con sus iguales previos. Es decir, todo autor ha recibido inspiración de sus compañeros de profesión. A pesar de esta obviedad, lo cierto es que no todos saben reconocerlo debidamente. Eleanor Farjeon sí. Y es que esta novelista británica mezcló vivencias de la infancia y la influencia literaria que otros habían tenido sobre ella en “La pequeña biblioteca”. Este compendio de cuentos reúne casi una treintena de historias al estilo de los cuentos de hada y fantasía tradicional. Farjeon se sitúa en la biblioteca de su hogar y la torna epicentro de un revoltijo de ideas surgida de sus experiencias, hechos históricos y lecturas como la poesía renacentista o los mitos del Antiguo Egipto. En la obra se vislumbran referencias a los hermanos Grimm, Oscar Wilde y Hans Christian Andersen, entre otros. Una recopilación de visita obligada esta biblioteca de Eleanor Farjeon.
Instruir a los niños desde la literatura es algo recurrente. Pero tratar temas escabrosos no lo es tanto, y menos en un cuento dirigido a menores de 10 años. “Los cien vestidos” es, por lo tanto, una propuesta atrevida que denuncia el acoso escolar, un tema tan de moda ahora cmo hace 70 años, cuando se publicó. La obra de Eleanor Estes nos cuenta cómo Wanda Petronski es menospreciada por su origen polaco en Estados Unidos. No es un ostracismo a todos los niveles, sino que sus compañeros se ríen de su apellido, de su forma de ser y de su acento. Las dos principales inquisidoras son Maddie y Peggy. La situación se torna verdaderamente dramática cuando la familia de Wanda debe emigrar para hacer frente a las penurias económicas y al clima de recelo hacia los polacos. Por suerte, todos acabarán valorando a Wanda cuando descubren que es una diseñadora excelente y que ha ganado un concurso con sus cien vestidos bocetados. Las enemigas de ella acaban alabándola y disculpándose, y el final es feliz en contraste con el desarrollo de la historia. La envidia y los malos sentimientos hacia los demás hay que dejarlos totalmente de lado, y eso es lo que nos enseña “Los cien vestidos”. Además, las ilustraciones de Slobodkin son deliciosas y sin parangón.
Tratar en literatura temáticas de salud y psicología es un asunto delicado. Hacerlo en una literatura dirigida a un público adolescente, es una tarea todavía más complicada y no siempre efectiva. Eleanor Spence recibió el galardón al “Libro del Año” en Australia por “El hijo de octubre”. Aunque no ofrece su punto de vista en la narrativa, el protagonista involuntario de esta genial obra es Carl, un niño autista. En torno a él se estructura toda la trama, basada en el día a día de su familia. Afectados por la condición de Carl, la familia Mariner debe introducir cambios en su vida para acoplarse a nuestro entrañable protagonista. El más cercano a Carl es su hermano Douglas, quien acaba siendo su principal apoyo. Las tensiones en el seno de la familia se incrementan de forma progresiva, y el padre enfurece, la madre se deprime y la hija menor se ausenta. El comportamiento de Carl también es descrito a la perfección. Finalmente, todos sus seres queridos sabrán cómo actuar para hacerlo más feliz, y darán una lección al lector, quien debe asumir responsabilidades cuando se tienen casos de este tipo en una familia.
“Pollyanna” es otra novela de personaje femenino carismático que se gana el cariño del público con facilidad. La protagonista es una huérfana que debe mudarse con su tía Polly, la cual es adinerada y carente de sentimientos. Los vecinos piensan que la vida se le va hacer imposible a Pollyanna, pero gracias a su perseverancia no sólo cambia la mentalidad de su tía sino que afecta a todo el barrio. Las personas que la tratan saben tornar sus problemas en optimismo, por lo que Pollyana es una especie de psicóloga para ellos. No obstante, ella también tiene sus problemas y no encuentra consuelo tan fácilmente, aunque al final el cariño le es demostrado y Pollyanna sabe vislumbrar la luz que hay al final del túnel. Se trata de un relato de optimismo y vitalidad frente a los problemas, y cómo todos necesitamos el apoyo de los amigos y familiares para superar los baches.
La historia de Elsie Piddock transmite el espíritu de superación y la ambición necesaria para conseguir lo que uno se propone. Esta niña, con sólo 3 años, insiste para que sus padres le compren una comba donde saltar. Como no lo hacen, empieza a saltar sobre cualquier objeto. Finalmente se la compran y Elsie se hace famosa en todo el país. Además, por las noches sueña que las hadas se la llevan y la entrenan para ser la mejor. Sigue siendo muy conocida cuando se convierte en una anciana. Finalmente, un hombre va a acabar con el parque donde Elsie saltaba, y ésta, convertida en una anciana de 109 años, salta por última vez para demostrarle que no debe construir nada sobre ese parque. Este libro instruye en el perfeccionismo y en volcarse en tus pasiones.