La novela de Liselotte Welskopf-Heinrich es uno de los curiosos (pero no pocos) ejemplos de western escrito en Alemania. Este género gozó de bastante éxito en el país teutón a mitad de siglo. En “Los hijos de la gran osa” se cuentan las vivencias de Harka, un indio Dakota. Harka es inicialmente un joven cuyo padre es jefe del clan. Pero, tras traicionar a su pueblo, ambos se ven obligados a exiliarse. Tras la muerte del padre, Harka retorna para liderar a la tribu y conducirlos a Canadá, donde llevarán una tranquila vida centrándose en la agricultura. Aunque el libro esté escrito por una autora alemana, la profunda documentación a la que Welskopf-Heinrich se sometía lo convierte en una precisa y bella descripción de los nativos norteamericanos. Algunos ingredientes son las aventuras, el honor y los conflictos morales, pero además esta escritora se caracteriza por su visión etnológica de la historia, lo cual enriquece el valor de esta preciosa novela.
“Pedro Melenas” es otro libro de mitad del siglo XIX que muestra a Alemania como una potencia de los cuentos infantiles. Se trata de uno de los libros alemanes más traducidos y vendidos. Está compuesto por 10 cuentos en verso en los que se representan a diferentes niños que se comportan mal y reciben su castigo. En ocasiones dichos correctivos pueden parecer crueles e incluso surrealistas, pero su truculencia no deja de ser instructiva. Fue escrito por el médico Heinrich Hoffmann, y hoy en día es un clásico decimonónico.