Muchos autores buscan excusas fantásticas para sumergirse en pasajes históricos y acontecimientos relevantes que de por sí resultan excitantes. Eso es lo que Hilda Lewis realizó con “El barco volador”. Peter acude a una tienda de antigüedades y queda fascinado por la maqueta de un barco antiguo, que además es de origen vikingo. De forma misteriosa, el dependiente le dice que será suyo por “todo el dinero que tenga y un poco más”. Peter no tarda en descubrir que el barco puede llevar a quien quiera y donde quiera. Es así que Peter y sus hermanos visitan a su madre. Es más, todos acaban viajando por el espacio y el tiempo a otras épocas, como el Antiguo Egipto. Pero no todo es jolgorio, y Peter acaba sabiendo que el barco perteneció a Frey, un monarca escandinavo. El niño le promete que tarde o temprano le devolverá el barco, como así sucede. “El barco volador” es una de las tantas novelas que homenajean a la imaginación infantil, y la importancia que ésta tiene en el ocio de los más pequeños. Ésta, además, complementada con la genial habilidad de Hilda Lewis para la novela histórica.
El género de la fantasía infantil tiene como buen ejemplo a “Las aventuras de la silla de los deseos”. Esta serie de libros, protagonizada por los niños Mollie y Peter, tiene toda clase de eventos que uno pueda imaginar. El punto de partida es cuando los dos chicos se encuentran una vieja silla en un anticuario, a la cual le crecen alas y puede llevarlos a cualquier lugar. Aunque de primeras sólo vuela por la ciudad, la silla acaba llevando a Mollie y Peter con el duende Chinky, quien les abrirá las puertas de todo un mundo de fantasía. Gnomos, elfos, brujas y magos desfilan por las páginas de este sensacional libo al tiempo que los protagonistas se ven envueltos en problemas. Como es de esperar, siempre consiguen salir de ellos de una forma u otra, y con la ayuda de Chink. Enid Blyton se muestra como una excepcional autora infantil y hace gala de su más desbordante imaginación para crear esta maravillosa obra fantástica.