La historia protagonizada por el burro Silvestre tiene muchos paralelismos con otras en las que un hijo se pierde y los padres nunca pierden las esperanzas y acaban encontrándolo. De forma muy entrañable, William Steig nos relata cómo un burro llamado Silvestre colecciona piedras y guijarros de todas las formas y colores. Un día se topa con una piedra roja a la cual puede pedir deseos. Para su desgracia, Silvestre se encuentra con un león de camino a casa y, para evitar ser atacado, le solicita a la piedra roja convertirse en piedra. De esta forma Silvestre queda atrapado y sus padres empiezan a buscarlo. Por accidente, los padrse de Silvestre se acaban sentando en la piedra que resulta ser su hijo y piden recuperar a su pequeño. Así es como Silvestre se encuentra de nuevo con sus progenitores y todo acaba de forma feliz. Muchos han querido ver analogías con la muerte y la fragilidad de los niños, pero lo cierto es que “Silvestre y la piedrecita mágica” es un cuento tierno, anacrónico y para todos los públicos.
El género de la fantasía infantil tiene como buen ejemplo a “Las aventuras de la silla de los deseos”. Esta serie de libros, protagonizada por los niños Mollie y Peter, tiene toda clase de eventos que uno pueda imaginar. El punto de partida es cuando los dos chicos se encuentran una vieja silla en un anticuario, a la cual le crecen alas y puede llevarlos a cualquier lugar. Aunque de primeras sólo vuela por la ciudad, la silla acaba llevando a Mollie y Peter con el duende Chinky, quien les abrirá las puertas de todo un mundo de fantasía. Gnomos, elfos, brujas y magos desfilan por las páginas de este sensacional libo al tiempo que los protagonistas se ven envueltos en problemas. Como es de esperar, siempre consiguen salir de ellos de una forma u otra, y con la ayuda de Chink. Enid Blyton se muestra como una excepcional autora infantil y hace gala de su más desbordante imaginación para crear esta maravillosa obra fantástica.